Este lunes 4 de abril, Adán Augusto López traía prisa o eso dijo para evadir responder a la pregunta de los reporteros sobre si había usado un avión de la Guardia Nacional durante su intensa e ilegal campaña para promover la Revocación de Mandato con la que, en los hechos, renunció a la secretaría de Gobernación.
Hay que apuntar esto en las efemérides de uno de los momentos más tristes de la democracia mexicana: el sábado y domingo, 2 y 3 de abril respectivamente, México entró a una crisis institucional. Mientras la ola de fanáticos del presidente festejaban el arrojo del exgobernador tabasqueño y, en el otro extremo, lo criticaban e incluso lo incorporaron a la contienda interna de Morena para la elección de su candidato a la presidencia en las elecciones de 2024, los editores de etcétera anotamos que ya no hay un encargado de la política interna ni tampoco un puente de comunicación política con la oposición. Hay, en cambio, el uso faccioso de una estructura institucional para ponerla al servicio del presidente y ese ese el significado político de la gira en algunas regiones del país de Adán Augusto. “No estás solo”, como gritó su paisano en varos mítines implica no sólo el apoyo incondicional de su amigo sino el ofrecimiento del México de las instituciones al antojo del Presidente.
Adán Augusto se quitó la máscara y con él, en realidad es el presidente el que le dice a la sociedad “fuera máscaras”. Porque nadie cree que el “No estás sólo” es la respuesta a una ofensiva social contra el gobierno. No hay tal ofensiva. Ningún sector significativo de la oposición promovió la Revocación de Mandato. Ninguno. Apenas un puñado de ingenuos u otro de pasados de listos que fingiendo ser oposición le hacen el caldo gordo al jefe del ejecutivo convocando a participar en esta farsa que cuesta más de mil 500 millones de pesos mientras en el país hay tantas necesidades. Como las que nos expresó doña Martha durante la marcha del día de ayer contra esa iniciativa del gobierno que implica una gran maquinaria electoral; les recomendamos que la escuchen en YouTube. Esto fue lo que nos dijo la señora a un costado de la avenida Reforma.
Adán Augusto sí trae prisa, para agradar al presidente y lanzar el banderazo de salida, vamos, la punta de lanza del gobierno contra la democracia. Desde el próximo domingo 10 de abril, México estará partido en dos. Lo está ya, sin duda. Pero ese día, domingo de Ramos, es cuando los historiadores van a signar esa ruptura que, ahora, no sabemos qué tan grande y qué tan duradera será. Es profunda, eso sí. La alienta el rencor y el resentimiento del presidente que no gobierna para todos los mexicanos. De hecho, no lo hace para nadie porque los pobres son un pretexto de su jerga política y la base social para su proyecto autoritario. Por eso también la polarización le conviene a él. La confrontación es el mejor alimento del tirano. La conversación en el más alto sentido de la palabra, es una de sus principales afrentas porque el diálogo por principio implica el reconocimiento del otro en tanto que, también por principio, el autoritario descalifica la existencia de un pensamiento que no sea el suyo. El único, vamos, el que moldea precisamente el presidente.
La prisa de Adán Augusto es la prisa del presidente. El presidente quiere acelerar, lo ha dicho, el proceso de transformación del país y ese proceso implica desmantelar las instituciones y las leyes de la democracia. En nosotros está impedirlo.