El anuncio presidencial de la compra de la refinería Deer Park, en Houston, en el tono de la autosuficiencia en gasolinas y diésel, además de que no aumentarán sus precios, provocó diversas críticas y señalamientos en redes que van contra el triunfalismo oficialista, los que van desde la denuncia del despilfarro que significa Dos Bocas hasta la reconquista de Texas.
Uno de los cuestionamientos más mencionados fue la comparación del costo de adquirir Deer Park en Texas, y la construcción de la refinería de Dos Bocas en Tabasco. Jorge Andrés Castañeda, director de Investigación de Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad, consideró que esa confrontación deja claro el mal negocio de la obra presidencial en construcción: “La valuación implícita en la compra de una refinería existente es de 1,200 millones de dólares, un 10% de lo que nos va a acabar costando la nueva. ¿Por qué vamos a pagar 10x más por una nueva? Con todo, esto es mucho mejor decisión que Dos Bocas”.
En esa opinión coincidió el economista Sergio Negrete Cárdenas, mencionó que adquirir 50 por ciento restantes de Deer Park costó 60 millones de dólares, mientras que Dos Bocas va en 8 mil millones, para refinar prácticamente lo mismo: 340 mil barriles diarios. En esas cifras coincidieron el comentarista Sergio Sarmiento y el consultor Carlos López Jones, quien calificó este hecho de la siguiente manera: “Dos Bocas es el mayor desperdicio de dinero de este Siglo!!!”.
Negrete Cárdenas felicitó al presidente Andrés Manuel López Obrador y a Rocío Nahle por mostrar “la locura de Dos Bocas una vez más”, y también hizo una pregunta: “¿Cuánto tiempo le damos a Pemex para que empiece a perder dinero con la refinería de Deer Park?”.
Al respecto Sarmiento recordó que Deer Park, “que manejaba Shell”, era la única refinería de Pemex que no perdía dinero.
Ricardo Pascoe Pierce se preguntó si tiene sentido seguir enterrando dinero inútil en la construcción de Tabasco: “¿Hay cómo recuperar ese dinero de nuestros impuestos gastado en el proyecto fallido en Tabasco?”.
Acerca del efecto de esta adquisición sobre los precios de los combustibles, López Jones afirmó que no bajarán, ya que su materia prima es el petróleo, que no tiene que ver, además de que los impuestos IEPS e IVA tampoco disminuirán.
El especialista Víctor Ramírez también aclaró que la compra del 50 por ciento de las acciones de la refinería no harán que se baje y ni siquiera que se controle el precio de la gasolina, uno de los grandes compromisos de López Obrador.
Una duda importante fue manifestada por Manuel Clouthier, quien dijo que si se compraron acciones de la empresa “eso quiere decir que se compró con activos y pasivos”. Por ello urgió al presidente a informar del balance financiero de la empresa.
En el sentido señalado por Clouthier, Ramírez comentó la compra asegura que todo lo que sale de la refinería texana sea para México, pero que no era la única forma: otra era el contrato de largo plazo, con el que “se habría evitado hacerse cargo de los pasivos”, como sí ocurre con la compra.
Por su parte, el consultor en energía Gonzalo Monroy explicó en una entrevista que para comprar Deer Park “se pagó por arriba del mercado, como un 30 por ciento de sobrecosto”, además de que la adquisición “no incluye los inventarios, lo cual será, más o menos, de 200 a 350 millones de dólares extra”.
Sobre el pago de esta compra, Ramírez también criticó contundentemente el discurso que levantaron el presidente y el gobiernismo: “‘Nos costó 12,000 millones de pesos’, ‘no crédito, no deuda, sino de los ahorros por no permitir la corrupción’ ¿Neta? Deben 10 veces eso a proveedores”.
Y reprodujo una nota periodística de principios de este año en la que se informa que Pemex Exploración y Producción tiene una deuda por ya cerca de 126 mil millones de pesos con sus proveedores, por lo que Ramírez colocó una banderilla: “@Pemex no le paga a sus proveedores, a empresas de mexicanos, ha quebrado a todas ellas dejando sin trabajo a muchos, pero en lugar de eso compra refinerías”.
En el ámbito declarativo, Javier Aparicio, académico del CIDE, hizo un ejercicio de memoria: “¿Soy yo o el licenciado antes había criticado que Pemex hubiera invertido en una refinería en Texas durante la noche neoliberal? En caso afirmativo, ¿qué cambió ahora?”.
Y es que el pasado 7 de mayo López Obrador criticó la sociedad de Pemex con Shell en Deer Park, ya que desde que se construyó esa refinería “no ha habido beneficios para México, si acaso el que se pueda procesar crudo mexicano”.
Otros pusieron énfasis en el aspecto ambiental: la reportera Peniley Ramírez señaló que refinar en una instalación ya construida “es mucho mejor que hacer una mega plancha para que no se inunda una refinería en un manglar. Eso lo sabe cualquiera. Los que se asumen de derecha y los que no se asumen pero lo son. Lo demás es discurso, es decir, lo de menos”.
Quien consideró que la instalación adquirida por Pemex es una instalación obsoleta y no rentable es Gabriel Quadri, quien acusó que “López está imponiéndole a nuestro país un enorme despilfarro y todos los pasivos ambientales. Merece ser llamado a cuentas…”.
También hubo quienes dieron un toque humorístico a la compra de la refinería: el economista Mario Di Constanzo preguntó: “Y si mandan a @ManuelBartlett a recibir la Refinería que recién compramos?”.
Por su parte, el escritor Antonio Ortuño escribió: “El plan secreto es recobrar Texas, refinería por refinería y mansión por mansión, hasta que vuelva a ser todo nuestro. Ustedes porque no tienen fe”.