Hace unos cuantos días, con miedo, tristeza y asombro, presenciamos el espectáculo ocurrido en Chiapas de como se recibía con aplausos y vítores a hombres armados del Cartel de Sinaloa en su paseo”triunfal” por la carretera Panamericana. Así, hombres y mujeres de las comunidades La Trinitaria y Comalapa festejaban el paso de decenas de sicarios armados a bordo de vehiculos blindados, camionetas pick-up y todo terreno. Y ahí estaban delincuentes de esta organización que se ubicaron sin mayor problema en la frontera México-Guatemala, esto es, precisamente entre Ciudad Cuauhtémoc en nuestro país y La Mesilla en Guatemala. Llegaron para mostrar su poderío no contra la Guardía Nacional, organización que al parecer les resulta intrascendente, sino más bien contra su archienemigo, el Cartel Jalisco Nueva Generación (CJNG) que había comenzado a operar también en esta parte de nuestro territorio, que el cartel del Chapo considera suya.
Vimos videos que nos mostraron este hecho, de cientos de hombres y mujeres a lo largo de unos ocho kilómetros saludaban la llegada de los narcos sinaloenses al corear “Arriba el Cartel de Sinaloa” o “Aquí pura gente del Mayo Zambada”. “Vamos por ti, Comala”. Claramente, la población estaba entusiasmada.
En formación, desfilaban columnas de coches, motos y camiones que mostraban su terrible poderío en esta mencionada carretera que une a nuestra nación con el resto de Latinoamérica. Inconcebible, pero es a lo que hemos llegado.
Después de casí tres semanas de bloqueos carreteros la población de esta zona agradecía la presencia del crimen organizado ante la ausencia de los gobiernos supuestamente responsables. Adiós a aquello de que el Estado tiene el monopolio de la fuerza, ahora la fuerza la tiene el narco. Nos resignamos cada día a aceptar vivir en un Estado fallido, donde no se respeta la ley, ni se combate a la delincuencia. Nos mentimos acerca de lo que está pasando, como si no ocurriera nada y la verdad es que nos está pasando todo.
Por lo que está sucediendo hoy es evidente que la actual administración es incapaz de controlar el territorio nacional y plenamente incapaz de garantizar la seguridad de los mexicanos. No se necesita una gran discusión académica ni ser politólogo para comprender esto.
En resumen, abrazos no balazos y Chiapas tierra de nadie; más claro: Chiapas tierra del narco.