Nada resulta más inconveniente para niños, adolescentes y personas en general que la falta de acuerdo entre figuras de autoridad. Cuando vemos a una mamá que contradice frente a sus hijos lo que decide su pareja, o a una funcionaria que se rebela ante la opinión de otro, o lo peor: un presidente que dice una cosa, hace otra y, al mismo tiempo, contradice los datos de diversas instituciones acreditadas que no coinciden con él, hay que reconocer que estamos en serios problemas. Y así exactamente están las cosas en México.
Los problemas comenzaron desde el mismo 2020 cuando se dio a conocer por parte de la OMS que el mundo estaba en medio de una situación de emergencia, y que enfrentaba una pandemia.
Recordemos al presidente cuando dijo que era como una gripita, que saliéramos a darnos abrazos y a disfrutar la convivencia en la fonda que tuviéramos más cercana; o cuando el muy desprestigiado Sr. López Gatell decía que la influenza estacional mataba más que el COVID-19 o el inolvidable 29 de abril del 2020 día en que se proclamaba con orgullo que “ya se había aplastado la curva”.

Una de las frases más irresponsables pronunciadas por un presidente (en toda la historia de México): “me voy a poner un cubrebocas, ¿saben cuándo?” Lamentable y conste que solo estoy recordando algunas de las exclamaciones más absurdas e irresponsables que se han dado en este sexenio. Ahí quedan para la historia que: “llegar a los 60 mil fallecimientos por el virus sería una cifra catastrófica” o como cuando se le escapó al jefe del ejecutivo aquella frase de que la pandemia le había caído “como anillo al dedo”. ¡Uf!
Hace unos cuantos días presenciamos otro espectáculo deplorable en estos momentos tan difíciles: la Sra. Sheinbaum afirmó que estamos en semáforo naranja y desconoció lo que determinó la Secretaría de Salud que afirma estamos en rojo. La verdad, este bochornoso desacuerdo no me sorprende, pero sí me ofende y preocupa mucho. Lo que está en medio es la vida de muchas personas.
A lo largo del 2020 y del 2021 nos han tratado de vender (a conveniencia del gobernante) la idea de que cuidar la salud y cuidar la economía son asuntos incompatibles. Y que ahora, en contra de lo que dice la ciencia y el sentido común, da igual que estemos en semáforo naranja, morado o negro, ya que definitivamente no se implementarán medidas restrictivas para proteger a la población, caiga quien caiga y muera quien muera.
Los semáforos ya no indican nada, las medidas temerarias, como el regreso a clases presenciales, se toman nomas por sus pantaloncitos y sin tomar en cuenta lo que dicen los expertos.
Las condiciones de las escuelas públicas en nuestro país son desastrosas, los niños y padres jóvenes aún no han sido vacunados, los contagios van en aumento, los hospitales comienzan a estar saturados y estamos a punto de llegar a los 3 millones de contagiados en México… pero ¡llueva o truene los menores volverán a las aulas para que ya no jueguen Nintendo! Órale, como diría Cantinflas ¡lo que es la ignorancia!
Lo que sucede es que el presidente no quiere soltar sus fracasados programas sociales (cada vez hay más pobres en México de acuerdo con el respetado CONEVAL y al INEGI), tampoco quiere apoyar a los micros, pequeños y medianos empresarios para que en medio de la enfermedad no quiebren. Yo tengo otros datos, dice AMLO, rásquense con sus propias uñas y háganle como quieran.
El famoso INSABI también fracasó y hoy se extraña al Seguro Popular que tanto ayudó a muchos que no cuentan con Seguridad Social (más del 50% de la población está en la economía informal). Más aún, hoy en día vivimos un grave desabasto de medicamentos, así como de los equipos médicos indispensables para atender a una población que demanda cada vez más atención para su salud.
Ante este desolador panorama ¿será el momento adecuado para que la gobernadora Sheinbaum se peleé y discrepe de las autoridades de Salud por nefastas que estas sean? ¿No sería el momento de buscar soluciones factibles para proteger a la población tanto en lo sanitario como en lo económico? ¿Para estos políticos de la supuesta 4T se trata sólo de ganar puntos frente al caudillo? ¿Cueste lo que cueste lo único importante es alcanzar la presidencia, llevando a cuestas los cadáveres de cientos de miles de mexicanos?
Lo que sí tengo claro es que este gobierno lo único que nos ha dado, después de casi tres años, es un muy mal ejemplo y eso es una tragedia para nuestro país.