Termina la semana y con ella decenas de muertos, desaparecidos, narco bloqueos y un sinfín de tragedias. Pese a que la situación lleva años, no nos podemos acostumbrar, entre otras cosas, porque la situación cada vez es peor, por increíble que parezca este gobierno lo hizo peor, mucho peor de lo que pensamos; en materia de asesinatos dolosos ya superó el anterior sexenio y casi duplica al de Felipe Calderón, su estrategia de “abrazos, no balazos”, ha sido una ocurrencia que ha costado decenas de miles de muertos.
Iniciamos el lunes con la noticia que la alcaldesa de Cotija, Michoacán, Yolanda Sánchez Figueroa, había sido secuestrada el sábado 23, nada menos que en la Plaza Andares de Zapopan, Jalisco, a plena luz del día y en un lugar tan concurrido. La alcaldesa “apareció” tres días después, sí, “apareció”, es decir, fue liberada no encontrada por el inepto gobierno del morenista Alfredo Bedolla, quien desde que llegó a la gubernatura no ha hecho otra cosa que justificar el terrible aumento de la violencia en su estado.
Pero también este lunes pasado, boquiabiertos, vimos cómo un convoy del Cártel de Sinaloa desfiló, entre aplausos de una larga fila de pobladores, en el municipio de Frontera Comalapa, Chiapas. Fueron 20 camionetas con hombres equipados con armas de fuego de alto calibre y chalecos tácticos. La notica fue tan impactante que el gobierno de Guatemala desplegó elementos militares del lado de su frontera, y es que la situación en la zona es grave desde hace tiempo, este y otros municipios son acosados por el narco y han sido dejados a su suerte por las autoridades mexicanas, allí los grupos del narco se mueven a sus anchas, y como pudimos ver, el vacío de las autoridades está siendo ocupado por los grupos del narcotráfico.
También durante esta semana nos enteramos que en siete municipios del estado de Nuevo León aparecieron restos de al menos doce personas que habían sido desmembradas; cuerpos mutilados fueron abandonados en San Nicolás, Apodaca, Santa Catarina, Juárez, García y Monterrey. Ante ello las autoridades respondieron con un operativo con fuerzas de seguridad locales y federales, lo que lejos de lograr calmar la situación provocó narco bloqueos en varios puntos al sur de la ciudad de Monterrey, en los límites de Hualahuises y Montemorelos, los grupos delincuenciales despojaron a personas civiles de sus autos para incendiarlos y cerrar el paso a las autoridades.
Sin embargo, a pesar de toda esta tragedia, hubo un suceso aún más desgarrador; la desaparición de siete adolescentes en Zacatecas, jóvenes de entre 14 y 18 años de edad, lo que significa que algunos de ellos eran prácticamente unos niños. El domingo 24 de septiembre en el municipio de Villanueva, Zacatecas, estos adolescentes fueron sacados de sus casas y secuestrados por civiles armados en el rancho El Potrerito alrededor de las cuatro de la madrugada, después de haber regresado de una fiesta.
Los jóvenes sustraídos son Jorge Alberto Ocon Acevedo de 14 años de edad, Héctor Alejandro Saucedo Acevedo de 17, Sergio Acevedo Rodríguez de 18, Gumaro Santacruz Carrillo también de 18 años, Óscar Ernesto Alvarado Rojas de 15, Diego Rodríguez Vidales de 17 años y Jesús Manuel Rodríguez Robles de 18, quienes fueron hallados el miércoles en un predio de difícil acceso cerca de su domicilio, seis de ellos sin vida y otro con lesiones por lo que fue llevado al Hospital General del Estado.
Ese día las autoridades los mantenían como “no identificados” pero ayer el Secretario de gobernación del estado informó que sus familiares los habían identificado, sin embargo, aún se desconoce las causas del secuestro y asesinato. Pero más allá de esperar los resultados de la investigación, todos sabemos que desde que asumió el cargo de gobernador David Monreal el estado cayó en una ola de violencia que ha continuado sin que los recurrentes ´apoyos´ del gobierno federal sirvan de algo; el gobierno federal cada que hay una tragedia en este u otro estado, envía elementos de la Guardia Nacional o el ejército, para después de unas semanas retirarlos y la situación siga igual.
No es exagerado decir que el país está en llamas, desafortunadamente es una descripción precisa. Cada semana nos enteramos de actos de violencia cada vez más graves, cada vez se sucede uno a otro y no para nuestro asombro pues el último supera al anterior, el país en llamas y la Secretaria de Seguridad, Rosa Isela Rodríguez, sale en “la mañanera” del pasado miércoles 27 para informar el ´gran éxito´ de la regularización de dos millones de autos “chocolates”… en verdad el cinismo de este gobierno no tiene límites. ¿A quién le importa ese dato cuando la sociedad está en vilo por el secuestro de la alcaldesa de Cotija, por los narco bloqueos en Nuevo León y por la desaparición de los siete jóvenes en Zacatecas?
Ni los gobiernos estatales ni el gobierno federal, de extracción morenista, ha sido capaces de frenar la ola de violencia que azota al país, por el contrario, cada que llega una gobernadora o gobernador a algún estado, esa entidad se incendia. Por ello algunos mandatarios locales les ha dado por imitar al presidente de la república: ante cualquier tragedia o acusan “ataques de la oposición y los medios de comunicación” o culpan a los gobiernos del pasado. Sin embargo, la ciudadanía “tiene otros datos”, los de las desgracias y violencia que viven día a día, sin duda nuestro país vive una tragedia que debemos parar en 2024, es nuestra oportunidad.