bailarina
La señora de los perros
“No es lo mismo ser Juana que Wanda”, dijo para sí Amanda. Tenía seis años de edad y las zapatillas en las que nadaban sus pies reflejaban ante el espejo
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“No es lo mismo ser Juana que Wanda”, dijo para sí Amanda. Tenía seis años de edad y las zapatillas en las que nadaban sus pies reflejaban ante el espejo
Debemos tener cuidado cuando miramos a Lyn May, en estos primeros años de la segunda década de este siglo. Ella no sólo representa la desgracia de quienes pretenden eterna lozanía