De acuerdo con el director para América Latina del Equipo Global de Investigación y Análisis de Kaspersky Lab, Dmitry Bestuzhev, Latinoamérica se ha convertido en una región generadora de campañas de espionaje cibernético a través de ataques dirigidos donde agencias gubernamentales de inteligencia podrían estar implicadas.
Durante la Cumbre Latinoamericana de Analistas de Seguridad, celebrada la semana pasada en Chile, Bestuzhev, declaró que están realizando una investigación que señala que alrededor de diez países de la región están desarrollando malware para a atacar principalmente a periodistas, ya que estos tienen conexiones con personas “interesantes”.
“América Latina por muchos años parecía ser una de esas regiones donde no pasa nada, sólo crimen cibernético y robo de tarjetas de crédito. Hoy no es así, hay varias operaciones de ataques dirigidos en curso en este momento”.
El experto señaló que las características técnicas del desarrollo de virus implican altos costos, por lo que se puede atribuir que agencias estatales están detrás de campañas que implantan códigos en los dispositivos para tener acceso a la información y contenido de los usuarios.
“A través del tiempo hemos visto muchos ataques están invisibles por lo menos de dos años, desde que el atacante trabajó hasta que se llega a descubrirlo, el atacante tiene un tiempo de operar de 2 a 6 años en la sombra absoluta”.
Bestuzhev, apuntó que pese a que no están facultados legalmente, varios gobiernos estatales de México adquirieron software espía de The Hacking Team, lo que plantea desafíos para los investigadores en ciberseguridad, pues al divulgarse los detalles técnicos del software, los cibercriminales fabrican agresiones más complejas basadas en el código desarrollado por la firma italiana.
“Hemos visto que los criminales cibernéticos que buscan dinero han adoptado ciertas Tecnologías usadas por Hacking Team para robar la información de la gente. Esta fuga de información permitió usar a algunos actores del crimen cibernético usarlo para otros fines que no sea el espionaje”.
(Con información de El Economista)
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