El presidente Andrés Manuel López Obrador ha deplorado dos veces el atentado sufrido contra el candidato presidencial norteamericano Donald Trump, en el que resultó levemente herido. En cambio, de 537 asesinatos políticos registrados en el pasado proceso electoral mexicano, sólo ha deplorado ocho y algunos, sólo porque le preguntaron.
Además, en al menos dos ocasiones aprovechó sus “condolencias” para atacar a sus adversarios políticos y asegurar que los medios y la oposición ensalzan la violencia para afectar a su gobierno.
Tanto el domingo como hoy lunes AMLO habló del ataque que un joven realizó contra Donald Trump y celebró que no haya sido asesinado. Incluso, comparó lo ocurrido con el asesinato de Luis Donaldo Colosio, verificado en 1994, lo cual “nos dolió mucho a todos”, dijo.
El presidente dijo que un eventual asesinato de Trump hubiera sido algo “aterrador”, que hubiera causado gran incertidumbre y convulsión a nivel mundial. Pero cuando se ha registrado en su gobierno un asesinato político ha dicho que todo está en calma y que dichos eventos no significan que México sea un país muy violento, sino en todo caso una intención de sus adversarios políticos de enrarecer el clima político, desestabilizar y afectar a su gobierno.
De acuerdo con cifras de junio pasado recogidas por la agrupación Data Cívica, en este proceso electoral hubo 537 asesinatos políticos, 48 de ellos de candidatos o precandidatos. De esa enorme cantidad, el presidente sólo deploró ocho de ellos.
Además, su gobierno se ha negado a aceptar las cifras reales, pues la cantidad más elevada que reconoce es de doce asesinatos políticos. Hubo una ocasión en que el presidente dijo que eran “como seis”.
AMLO ha deplorado ocho asesinatos políticos en las siguientes fechas: 27 de febrero, 2 de abril, 3 de abril, 17 de mayo, 26 de mayo y 19 de junio.
El 27 de febrero dijo que “lamentablemente” habían asesinado a dos precandidatos a la alcaldía de Maravatío, Michoacán. Uno del PAN y otro de Morena. “Es cierto asesinaron a dos candidatos, uno de Morena y uno del PAN, lamentablemente”, dijo, sin siquiera mencionar sus nombres. Se trató de Miguel Ángel Zavala Reyes, de Morena, y Armando Pérez Luna, del PAN,
Ese mismo día que ante la cercanía de las campañas electorales no había “nada que temer”, pues no había fuerzas de desestabilización del país.
El 2 de abril el presidente lamentó el asesinato de la candidata morenista a la alcaldía de Celya, Bertha Gisela Gaytán. Dijo que “duele mucho” que cosas así sucedan en el país y que son “hechos muy lamentables”.
El 3 de abril deploró el asesinato de Alfredo González Díaz, aspirante del Partido del Trabajo a la alcaldía de Atoyac, Veracruz. Esta vez sí habló de un clima de “enrarecimiento” que impulsaban personas que buscan afectar a su gobierno y cargó contra el Alto Comisionado de Derechos Humanos de la ONU, que había alertado sobre la violencia política en México. “El Alto Comisionado es muy, con todo respeto, muy tendencioso, está en contra de nosotros y hace comparsa con los que quieren demostrar que México es un país muy violento”. Dijo también que parte de ese clima para crear la impresión de que el país es violento son los asesinatos de periodistas.
El 17 de mayo, lamentó el asesinato de Lucero López Maza, candidata del Partido Popular Chiapaneco a la alcaldía de La Concordia. Pero sus condolencias fueron mínimas, ya que se dedicó a atacar a los medios que reportan la violencia política. “Ahora hay mucho sensacionalismo, es muy lamentable, se lucra bastante con los asesinatos y el dolor humano”, atacó. Y dijo que en este proceso electoral hay “menos agresiones” que en otros. Y culpó al enfrentamiento entre grupos criminales de la muerte de la candidata, no sin antes decir que Chiapas es de los estados menos violentos del país.
El 26 de mayo, tras el asesinato de la candidata de Movimiento Ciudadano, Alma Barragán, a la alcaldía de Moroleón, AMLO lamentó el asesinato de “esta candidata”. No la mencionó por su nombre. “Lamentable lo de ayer de esta candidata que es asesinada, nuestro pésame a sus familiares. Es muy lamentable porque se da en vísperas del proceso electoral, si es gente que quiere generar inestabilidad, sin duda que es gente de la delincuencia organizada”.
El 17 de junio se dio el asesinato de Salvador Villalva Flores, presidente municipal electo de Copala, Guerrero. AMLO dijo que era algo lamentable, y que luego daría información.
Su postura en estas escasas ocasiones contrastó fuertemente con lo que dijo el 7 de agosto de 2016, luego de que el dirigente de Morena en Jalisco, Humberto Ortiz García, fuera asesinado. Ahí sí AMLO exigió justicia y mostró indignación por ese “cobarde asesinato”.
“Es un desastre la impartición de justicia en el país, tanto de gobiernos del PRI como del PAN. Son irresponsables e ineficientes”. Agregó que el gobierno le debía justicia a “un millón de víctimas de la violencia en México, de 2006 a la fecha”, cuando Felipe Calderón “robó la presidencia”.
El 28 de mayo, la secretaria de Seguridad Pública, Rosa Icela Rodríguez, dijo que en el proceso electoral únicamente se habían registrado ocho asesinatos de candidatos. El conteo de Rodríguez fue tramposo, pues incluyó únicamente a los registrados oficialmente ante el INE.
Sobre estas personas dijo que hubo cuatro homicidios de precandidatos y 10 de aspirantes no registrados. En total, reconoció 22 asesinatos políticos, contra más de 500 que registraron conteos independientes.
Unos días antes, el 22 de mayo, AMLO negó la existencia de violencia política en el país. “La gente está a gusto, contenta”, aseguró.
Un par de semanas después, el 14 de junio, el presidente desmintió a su secretaria de seguridad, pues dijo que sólo había “como seis” asesinatos de candidatos. Para esa fecha, el portal Animal Político contabilizaba 35 asesinatos de aspirantes.
El 25 de junio, Rosa Icela dio nuevas cifras y reconoció únicamente doce asesinatos.
