El diario The Wall Street Journal aseguró que la política de seguridad del presidente Andrés Manuel López Obrador llamada “abrazos, no balazos” no ha hecho más que fortalecer a grupos criminales y permitirles controlar mayor territorio y hasta incursionar como proveedores del propio gobierno.
“Los grupos delictivos afiliados a los dos cárteles más grandes de México han aumentado su influencia desde que López Obrador asumió el cargo”, afirmó el diario.
En un reportaje publicado este domingo señaló que en el presente sexenio los grupos delictivos ya no se limitan al narcotráfico sino a una variedad de actividades ilegales y hasta incursionaron en “los contratos públicos” al conseguir colocar funcionarios en las áreas de tesorería de algunos municipios.
Este análisis es un golpe más que se suma al artículo de ProPublica y al del New York Times lanzados en semanas pasadas y que han articulado una percepción de AMLO como aliado al narcotráfico, tanto como beneficiario de financiamiento como facilitador de sus actividades desde el poder.
TWSJ enlista todos los privilegios de que goza el crimen organizado bajo el gobierno actual: ocupar puestos en gobiernos municipales, evitar arrestos, confiscar propiedades, asesinar a rivales con toda impunidad y hasta acceder a contratos públicos.
Señala que aun cuando los cárteles ya se ocupan de una gran variedad de actividades ilegales, como la extorsión a comerciantes, el secuestro y la trata de personas, la actividad más lucrativa es la producción y tráfico de fentanilo a los Estados Unidos.
La venta de marihuana y cocaína ya no es el negocio que era, debido a que los precios han bajado, por lo que los grandes grupos del crimen se enfocan en el fentanilo y las metanfetaminas, fármacos que han provocado una auténtica crisis sanitaria en el vecino país.
Otra faceta de actividad, indica el diario, es la intervención de los cárteles en las campañas electorales de sus aliados, lo que hacen al dar dinero, pero también asesinando a los opositores.
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