Andrés Manuel López Obrador arreció sus descalificaciones contra la prensa al afirmar, sin presentar pruebas, que hay medios de comunicación y algunos periodistas que “actúan como mercenarios” y “defensores de grupos creados”. Tras la crítica, el ejecutivo hizo, sin embargo, una pausa y negó que su Gobierno persiga o censure a periodistas que critican su administración.
En su conferencia de prensa “mañanera”, el presidente aseguró que los reportajes e investigaciones que se han publicado evidenciando posibles actos de corrupción de integrantes de su administración o de su familia “nos sirven para desmentir la idea de que el periodismo es como el castillo de la pureza”, expresó.
Así una vez más López Obrador arremete contra el periodismo crítico pero el mismo tiempo intenta matizar sus intenciones de censura y persecución contra la prensa al afirmar que “nosotros nunca vamos a perseguir a ningún periodista, ni vamos a reprimir a nadie. No somos iguales que los anteriores. Nosotros no queremos que los toquen ni con el pétalo de una rosa. Que salgan, porque si no, van a decir que nosotros estamos presionando”.
Esto último, obedece a la insistencia del mandatario por transparentar los salarios y bienes de aquellos y aquellas periodistas que, afirma, reciben ingresos anuales superiores a lo que él goza, siendo Carlos Loret de Mola uno de los más mencionados en sus intervenciones.
“Pedimos que Loret dé a conocer cuánto gana, cuáles son sus bienes. Pero no sólo Loret, sino todos estos periodistas que actúan como mercenarios y defienden a grupos de intereses creados. Son defensores de la corrupción”, apuntó.
Carlos Loret, a través de Latinus ha presentado diversos reportajes en donde se involucra a familiares del presidente López Obrador con presuntos delitos electorales y con posibles conflictos de interés.
El más reciente es el caso del hijo del mandatario, José Ramón López Beltrán. Mexicanos Contra la Corrupción e Impunidad (MCCI) y Latinus presentaron una investigación sobre las casas en Houston en la que vivió el hijo del presidente, una de las cuales pertenecía a un exempleado de Baker Hughes, empresa contratista de Pemex.
El pasado 27 de enero, en el programa de Loret Capítulo 69, Latinus y MCCI revelaron que López Beltrán ha vivido en los últimos años en dos casas en Texas, cada una con un valor de casi un millón de dólares.
La primera de esas casas pertenecía a Keith Schilling, quien en ese momento era un alto ejecutivo en Baker Hughes, empresa que tiene contratos vigentes con el gobierno de López Obrador por más de 151 millones de dólares en obras para Pemex y que, además, hoy vende compresores y turbinas para la nueva refinería de Dos Bocas.
El mandatario federal ha denostado la labor de distintos medios y de periodistas tras la publicación de estos reportajes
Ante ello, el Parlamento Europeo (PE) condenó el pasado 10 de marzo las amenazas, el acoso y el asesinato de periodistas y defensores de los derechos humanos en México y acusó al gobierno de crear una “plataforma de propiedad estatal para exhibir, estigmatizar y atacar a la prensa crítica”.
El ejecutivo reiteró que sigue convocando a que todos demos a conocer nuestros bienes, asegurando que él “es pobre” en comparación con los supuestos ingresos de periodistas “pagados por el régimen de corrupción”.
“Yo tengo menos bienes que esos periodistas. Y comparando lo que tengo con la gente más humilde, soy un potentado. Pero si comparo lo que tengo con lo que poseen algunos periodistas, pues soy pobre (…) Y no estoy hablando de las empresas, ahí sí soy del grupo que más quiero, el de los de pobreza extrema, en comparación con los ‘machuchones’”.
A pesar de ello, el presidente aseguró que “no me molesta que me ataquen”, pues “su autoridad moral y política” funge como un “escudo protector” a las críticas de las personas conservadoras que imperan a nivel nacional e internacional, tales como, dijo, las y los diputados del Parlamento Europeo.
López Obrador también acusó que hay empresas farmacéuticas ligadas a Roberto Madrazo que hicieron un gran negocio en México y ahora están financiando a Latinus.
AMLO señaló que había todo un negocio en las medicinas con compañías ligadas a políticos o funcionarios y dijo que eso sigue pasando aún ahora pero “en menor escala”.
“Esto era lo que imperaba, el negocio en las medicinas, en la compra de equipos médicos, había 3 o 4 empresas que le vendían al gobierno medicamentos y equipos, el gobierno compraba alrededor de 100 mil millones de pesos y 3 empresas vendían como el 60 o 70 por ciento, es decir 60 o 70 mil millones de pesos, empresas vinculadas al gobierno, pertenecían a políticos o tráfico de influencias”, relató desde Palacio Nacional.
López Obrador aseguró que, por esta razón, hubo “una campaña” en contra de la apertura de la compra de medicamentos y equipos médicos a otros países.
“Empresas promovían esa campaña porque se les cayó un negocio jugoso, lucrativo, inhumano”, denunció.
