El presidente Andrés Manuel López Obrador dijo abiertamente que él impulsó la denuncia y posterior investigación en contra del candidato aliancista en Nuevo León, Adrián de la Garza, por su presunto uso de apoyos sociales para promover el voto, a pesar de que la ley le impide intervenir de cualquier forma en los procesos electorales.
La noche del lunes, la Fiscalía General de la República informó que dio “respuesta inmediata” a las denuncias por los presuntos delitos electorales cometidos por Adrián de la Garza, candidato a gobernador de Nuevo León por la alianza PRI-PRD y en contra del candidato por Movimiento Ciudadano, Samuel García.
A De la Garza se le señala por la entrega de tarjetas electrónicas entre mujeres, promoviendo el “voto rosa”. A García, por recibir aportaciones de origen indebido para fines electorales.
Este martes, una reportera le señaló al presidente que algunos partidos opinan que está interviniendo en el proceso electoral.
“Hay algunos partidos que lo acusan de que usted tuvo que ver en esta denuncia”.
El presidente lo admitió sin rubores. “¿Pero cómo no voy a tener que ver?”.
La reportera terció: “Y que usted está metiendo la mano en las elecciones…”
AMLO ni la dejó terminar: “¡Claro que sí! ¡Claro que sí! Si aquí lo di a conocer. Si es de dominio público, lo estoy diciendo. No podemos ser cómplices del fraude”.
Agregó: “Yo apoyo esa decisión de la fiscalía. Que investigue y se aplique la ley. Es delito grave el fraude electoral, sino, ¿para qué se creó la fiscalía electoral?”.
De esta manera, el presidente admitió sin ambages y con cinismo que él, a su vez, pasa por encima de la ley electoral, ya que como presidente de la República no le corresponde denunciar esta clase de delitos. Ello correspondería, en todo caso, a la dirigencia nacional de su partido, Morena.
De hecho, desde que exhibió en su conferencia mañanera la tarjeta rosa de De la Garza, el presidente violó la veda electoral, que le prohíbe referirse en modo alguno, tanto a favor como en contra de los partidos y sus candidatos, para no influir en el electorado. La ley indica que el presidente debe mantenerse totalmente al margen, sin apoyar y sin criticar a partido alguno y tampoco sin exhibir logros de gobierno.
Pero el presidente ha violado la veda electoral en reiteradas ocasiones y ningún apercibimiento parece detenerlo.
Sin embargo, AMLO ha guardado total silencio ante las denuncias de los partidos de oposición que han demostrado que los promotores de Morena han hecho uso electoral de los programas sociales, cometiendo a su vez, delitos electorales.
Incluso, se ha documentado en video que la candidata morenista a la gubernatura de Nuevo León, Clara Luz Flores, ha visitado las casas promoviendo el voto y señalando que los apoyos y las vacunas contra la COVID-19 las “manda” el presidente Andrés Manuel López Obrador.
Esto también es un delito electoral, pero en ello el presidente finge no ver ni oír y mucho menos se ha tomado el trabajo de exhibirlo en las mañaneras e impulsar una denuncia ante la FGR.
Las denuncias impulsadas por AMLO en contra De la Garza, al que acusó de estar repartiendo una tarjeta electrónica para repartir apoyos en caso de llegar a la gubernatura, se dan en el contexto de la caída de Flores en las preferencias electorales, luego de que el propio De la Garza divulgara que la morenista estuvo involucrada con el líder de la secta Nexium, Keith Raniere, actualmente preso por abusos sexuales.
