Para el consejero presidente del Instituto Nacional Electoral (INE), en el mundo hay fuertes vientos que azotan a la institucionalidad y a la democracia, y en nuestro país sería lamentable que, después de tantos esfuerzos, haya una lógica de erosión del sistema electoral.
Al participar en la inauguración del foro Rumbo a las Elecciones 2021: la agenda de género a debate, el funcionario se refirió a las campañas que se desarrollan, las que consideró como el espacio institucional para el procesamiento de la polarización, pero que en la actualidad se aderezan con intolerancia, que es un valor antidemocrático por definición. Eso le preocupa.
“En una elección con una disputa por el poder político tan grande como la que vamos a enfrentar el 6 de junio, es normal que la sociedad se polarice. Pero cuando todo esto es producto de ese valor antidemocrático, es decir, de esas pulsiones intolerantes, creo que hay que preocuparse”, expresó.
Entonces mencionó a los que llamó “fuertes vientos que azotan” a la institucionalidad y a la democracia en el mundo. En el caso de México, esto ha sido resultado de la lucha de generaciones en busca de la construcción democrática como una forma de convivencia pacífica en una sociedad plural y diversa.
Sobre la circunstancia actual expresó su preocupación de que en México “estén cobrando carta de naturalización expresiones como, por ejemplo, que una institución debe morir, que una institución debe ser erradicada, o planteamientos que ven a la reforma electoral como una especie de ajuste de cuentas cuando hay decisiones que no gustan”.
Explicó que la defensa del sistema electoral y de la democracia constitucional mexicana “pasa simple y sencillamente por aceptar que las reglas del juego deben cumplirse. ¿Se pueden modificar? Sin lugar a dudas, y habrá tiempo para que esto pueda ocurrir, como suele decirse en el ámbito de la política y de las elecciones: decisiones calientes en tiempos fríos”.
En ese sentido, manifestó que “sería muy lamentable que después de tantos esfuerzos entremos en una lógica de contrarreformas o de agotamiento y erosión del sistema electoral”.
Ante ese cuadro, aseguró que “las autoridades electorales, por lo pronto, haremos lo que nos toca hacer; les tocará a otros, eventualmente, decirnos si esas reglas son las pertinentes o no. Pero mientras éstas sean, el INE y el Tribunal están ceñidos, como ocurre con todo órgano constitucional, al principio de legalidad”.
Para defender la democracia y la institucionalidad electoral es necesario que quienes participan acepten que las reglas deben cumplirse, incluso cuando se puedan modificar para seguir construyendo y consolidando el sistema democrático.
