En una conferencia en Harvard, Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena, ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), afirmó que la reforma judicial fue realizada de mala fe y que no le encuentra ningún mérito.
El pasado 14 de noviembre el ministro dictó la conferencia “El papel del Poder Judicial en la democracia de México” en la Escuela de Derecho de Harvard, de la que da noticia la propia universidad. Allí, según la reseña, Gutiérrez Ortiz Mena fue por demás lapidario: la reforma judicial fue planteada y aprobada de “mala fe”.
Por esa línea continuó el ministro: “No encuentro ningún mérito valioso en esta reforma. Su propósito es distinto al de mejorar el Poder Judicial”.
Gutiérrez Ortiz Mena renunció a la SCJN el pasado 29 de octubre dimitió a su cargo con efecto para agosto del año próximo. Entonces escribió: “Renuncio, no como quien abandona una tarea inconclusa, sino como quien entiende que los cargos públicos son préstamos temporales, conferidos para ser desempeñados con decoro mientras dura el encargo. El único lujo que me permito al dejar este puesto es hacerlo con la serenidad de haber sido fiel a los principios constitucionales que guían esta labor”.
En su conferencia en Harvard hizo un trazo histórico del Poder Judicial desde la Constitución de 1917 y los avances que registró, y destacó las reformas de 1995 y 2011. Enfatizó lo siguiente: “La gestión del modelo democrático, la gestión de las cuestiones federales y estatales, la separación de poderes y la clara posición contramayoritaria del tribunal en materia de derechos humanos se dieron por sentadas básicamente desde 2011 hasta el presente”.
Sin embargo, ello cambió con la llegada de Andrés Manuel López Obrador al poder con una gran triunfo en las urnas. El ministro describió la nueva situación de la siguiente forma: “Su legitimidad democrática no tenía paralelo. Controlaba el Poder Legislativo y podía aprobar prácticamente cualquier ley que ordenara a sus senadores o congresistas que aprobaran, pero no podía enmendar la Constitución. Tienes un presidente con un enorme mandato democrático para transformar el país, y tienes un tribunal encargado de hacer cumplir la Constitución, y esa no es una receta para una relación pacífica entre poderes constitucionales”.
Sobre la sesión de la SCJN del pasado 5 de noviembre, cuando se discutiría el proyecto de su colega Juan Luis González Alcántara Carrancá para desechar una parte de la reforma judicial, dijo que fue muy decepcionante ni siquiera discutirlo porque “esperaba ocho votos”, el mínimo para poder debatir el proyecto.
En esa ocasión, el ministro Alberto Pérez Dayán, que se había mantenido con el bloque mayoritario, prácticamente dio su voto para ratificar la victoria del oficialismo.
Gutiérrez Ortiz Mena, quien habló en ocasiones anteriores sobre las probables consecuencias económicas de la reforma judicial, advirtió sobre los beneficios que empresas cercanas al gobierno obtendrán en tribunales, y agregó claramente sobre lo que puede ocurrir: “Los tribunales serán absolutamente impredecibles; no sabremos si los jueces de los tribunales de circuito o de la Corte Suprema se atendrán a los precedentes. Creo que eso es una amenaza aún mayor para la estabilidad del país que el hecho de que los jueces sean elegidos por voto popular”.
Fotografía: Lorin Granger
