A un día de que la Conferencia del Episcopado Mexicano expresara su inquietud por la inminente aprobación del Plan B de la reforma electoral, el presidente Andrés Manuel López Obrador respondió coléricamente al acusar a los obispos católicos de complicidad con “las élites” y los explotadores del pueblo.
Agregó que si los señalamientos vinieran del Papa Francisco sí le preocuparía, pero como viene de la jerarquía mexicana, no le importa.
Sin embargo, demostró lo contrario al lanzar una cauda de descalificaciones en su contra, de manera similar a como lo hizo cuando la Iglesia criticó la estrategia de seguridad, luego del asesinato de dos sacerdotes jesuitas.
“Sí me preocuparía muchísimo si el Papa Francisco se pronunciara sobre ese tema, pero sí es aquí hay que entender como las élites de todas las corporaciones siempre se unen, se alimentan, se nutren mutuamente, las élites, no el pueblo, no el pueblo católico, no el pueblo, evangélico, laico. Hay que diferenciar”.
Y se siguió de filo lisonjeando al jefe de Estado del Vaticano.
Vemos con simpatía al “Papa Francisco, porque él ha condenado a los saqueadores, él ha condenado a los que explotan, a los que humillan, a los pobres”.
De paso, por enésima ocasión se comparó implícitamente con Jesús.
“Tenía muchísimo tiempo que no había un Papa tan cristiano, tan defensor del pensamiento y de la obra de Jesús que siempre estuvo del lado de los desposeídos, del lado de los humillados. Por eso los poderosos de su época lo seguían y lo espiaban y le llamaban alborotador del pueblo y por eso lo crucificaron. Esa iglesia la representa el Papa Francisco”.
Tal fue la respuesta del presidente a las legítimas preocupaciones expresadas por la CEM en torno al futuro de la democracia.
El domingo, el organismo eclesiástico divulgó un video en donde el secretario general de la CEM, Monseñor Ramón Castro, pidió al poder Legislativo y al Judicial que cuiden la integridad del sistema electoral.
“Ante la controversia por la propuesta de reforma electoral que se discute en el Congreso de la Unión, dentro del llamado Plan B, los obispos de México, expresamos nuestra preocupación por diversos señalamientos que se han hecho sobre irregularidades”.
Pidió que “las decisiones legislativas y judiciales que se acuerden respeten los principios constitucionales de certeza, legalidad, independencia, imparcialidad y objetividad que rigen nuestro sistema electoral”.
Interrogado al respecto, despectivo, el presidente insultó a los obispos mexicanos señalándolos de estar del lado de los explotadores del pueblo.
*ofv
