La semana del 29 de julio al 3 de agosto del 2019 fue, hasta ahora, la semana más letal para los periodistas en México, ya que en ese breve lapso se registraron los asesinatos de tres comunicadores, sin que el presidente Andrés Manuel López Obrador emitiera un mensaje, ya no se diga para anunciar medidas de protección al gremio, sino de pésame a las familias.
El martes 30 de julio fue localizado el cuerpo de Rogelio Barragán, director de Guerrero al Instante, maniatado, el rostro desfigurado y huellas de tortura en el cuerpo. Ya había sido amenazado. Según refiere Raúl Trejo Delarbre, Barragán “por motivos de seguridad, ya no firmaba sus artículos”.
El 2 de agosto, otro periodista guerrerense, Edgar Alberto Nava López, fue asesinado a tiros en un restaurante en Zihuatanejo. Era director del portal La Verdad de Zihuatanejo.
También el 2 de agosto, el periodista veracruzano Jorge Ruiz, reportero de El Gráfico de Xalapa, fue asesinado a tiros en el municipio de Actopan.
Estas muertes de periodistas suman a la larga lista de asesinatos impunes que vienen desde gobiernos anteriores, pero la violencia en este sexenio se ha multiplicado con respecto a los mismos.
Ante esto, López Obrador no se ha pronunciado, mucho menos tras las tres muertes de esta semana, que conforman lo que el Comité de Protección a Periodistas llamó una “crisis de impunidad” que convierte a México en el país más letal para los periodistas en todo el mundo, aún más que en países que se encuentran en guerra.
En febrero pasado, a dos meses de gobierno y en que ya habían sido asesinados cinco periodistas, el presidente admitió, forzado por las circunstancias, que en su gobierno “todavía” asesinaban periodistas, pero, como es habitual en él, aprovechó para decir que tal situación era herencia del clima de violencia heredado de pasados gobiernos.
En su conferencia mañanera del 26 de febrero dijo: “es parte de lo mismo: de la descomposición en que está el país y de la falta de protección”.
Ya se atiende actualmente el problema y “pronto se verán resultados”, dijo ese día. Pero los asesinatos de periodistas no han hecho más que crecer.
