Se van a quedar con un palmo de narices quienes sostienen que la conferencia mañanera no es propaganda política. Lo es, y todos los sabemos.
¿Por qué? Por una sencilla razón: lo que ocurre todos los días es un rosario de ataques contra la oposición, los intelectuales, los periodistas y contra cualquier grupo o persona que disienta de los proyectos de la 4T.
Hay una cierta confusión, alentada por quienes se creen beneficiarios de lo que sólo es una decisión técnica, haciendo creer que el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) decretó que la conferencia se apega a los parámetros de la información que deben imperar en una contienda electoral. No hicieron eso. Fintaron, en todo caso.
El TEPJF no ha discutido sobre el fondo del asunto. Lo tendrá que hacer, y en ese contexto no será tan fácil esquivar el problema. Es más, ojalá lo haga y pronto.
Si bien es cierto que la revocación del acuerdo del Instituto Nacional Electoral (INE) que prohibía la transmisión ininterrumpida de la conferencia presidencial en entidades donde habrá elección, permite por ahora su difusión, esto está lejos de ser un asunto saldado y hay formas de revertirlo.
Está en manos de los partidos o de los ciudadanos de Coahuila e Hidalgo presentar una queja ante el INE, y es muy probable que impere el criterio de no permitir propaganda, porque es lo que establece la propia Constitución.
Es seguro que esto sería impugnado por Morena o por la propia presidencia de la República ante el TEPJF, y ahí sí, los magistrados tendrán que pronunciarse sobre el fondo del asunto.
Es un tema central porque lo que se definirá es la calidad misma de la elección no sólo en Coahuila e Hidalgo, sino a nivel federal de 2021.
Otro problema que tendría que resolverse, en el remoto caso de que se convierta en un criterio, es el de la transmisión de los spots de los partidos. ¿Se suspende su difusión mientras hable el presidente? ¿Los medios públicos se saltan la pauta y los privados apechugan? ¿Se trasladan los tiempos a otros horarios, con el desastre que ello implica?
La Constitución prohíbe la difusión de propaganda de gobierno durante las campañas electorales. Esto es el cimiento del modelo de comunicación política que se implantó luego de la elección del 2006 y que, por cierto, respondió a las exigencias de quienes ahora gobiernan. Ya se les olvidó, como tantas otras cosas.
