En una inesperada jornada electoral, Donald Trump ha ganado las elecciones presidenciales en los Estados Unidos por un margen sorprendentemente amplio, gracias al apoyo de sectores que, en teoría, deberían haber favorecido a la candidata demócrata Kamala Harris. Las encuestas, como en otros momentos clave de la política estadounidense, fallaron en pronosticar esta victoria. La sorpresa se centra en dos sectores que, según las expectativas, se alejarían de Trump: los votantes hispanos y los trabajadores industriales del llamado “Cinturón de Óxido” (Rust Belt). Contra todo pronóstico, ambos grupos dieron su apoyo al candidato republicano.
Este fenómeno, más allá de los números, sugiere un cambio profundo en la dinámica de votación y en el sentido de identidad política. La retórica de Trump, reconocida por su postura antiinmigrante, se creía que alienaría a los votantes de origen hispano, quienes automáticamente habrían de votar a favor de Harris. Sin embargo, más de la mitad de los hombres hispanos optaron por Trump, al igual que una cantidad significativa de votantes de los estados industriales que solían ser bastiones demócratas. Estos resultados destacan la complejidad del fenómeno Trump, cuyos votos ocultos emergieron en el último momento, sorprendiendo a analistas y estudiosos de la política.
Este fenómeno tiene raíces profundas y múltiples que se verán más claras con el paso del tiempo y con los análisis de expertos. Sin embargo, de entrada, es posible señalar algunos motivos clave para entender por qué Trump logró una base de apoyo tan inesperada:
Las Propuestas Económicas de Trump
Uno de los factores que pesó notablemente en la balanza fue la percepción de las propuestas económicas de Trump frente al mal manejo que muchos atribuyen a la administración Biden. La inflación en aumento, que ha afectado profundamente el poder adquisitivo de los trabajadores, llevó a muchos a considerar que Trump ofrecía un plan económico más concreto. Su promesa de revitalizar la industria estadounidense, fomentar la explotación de recursos como el petróleo y establecer aranceles protectores fue clave para ganar apoyo en sectores industriales.
La postura de Harris, por otro lado, era confusa. Aunque representaba el cambio como candidata, defendía al mismo tiempo el legado económico de Biden, lo que en cierta forma alienó a votantes indecisos. A diferencia de Trump, que prometía bajar impuestos y aumentar aranceles, Harris habló en términos generales, dejando una sensación de indefinición que algunos interpretaron como debilidad o falta de propuestas claras. Para muchos trabajadores, la promesa de Trump de proteger los empleos mediante políticas industriales específicas resultó convincente.
El Voto Latino y Negro
Otro de los aspectos más sorprendentes de la elección fue el apoyo significativo que Trump recibió de votantes hispanos y afroamericanos, sectores tradicionalmente identificados con el Partido Demócrata. El voto latino, en particular, representó una sorpresa, ya que se creía que la retórica de Trump habría de alienar a estos votantes. Sin embargo, más de la mitad de los hombres hispanos vieron en Trump a un candidato capaz de abordar problemas económicos reales, por encima de las retóricas identitarias que han dominado la narrativa demócrata en los últimos años.
El voto afroamericano también fue notable, con una fracción de casi el 25% que optó por Trump debido al descontento con el establishment y las promesas incumplidas de anteriores administraciones demócratas. Los republicanos lograron hacer resonar el mensaje de que no todo se trata de identidad y que también es importante atender los aspectos económicos y sociales que afectan a todas las comunidades.
El Voto Femenino
Si bien Harris logró el apoyo del 54% entre las mujeres, Trump recibió el respaldo de una mayoría de mujeres blancas. Esto contrasta con las expectativas de que las mujeres, en su mayoría, rechazarían la figura de Trump. El resultado sugiere que muchas mujeres no están dispuestas a apoyar a un candidato solo por su género o identidad política, sino que toman en cuenta una variedad de factores, incluyendo economía y seguridad. Este hecho también refleja un rechazo, en ciertos sectores, a la narrativa demócrata, que a menudo se centra en la identidad de los candidatos más que en sus propuestas.
El rechazo al wokismo
La creciente influencia del wokismo en el discurso público ha generado rechazo en diversos sectores. La crítica al wokismo ha sido uno de los estandartes de Trump, y su postura le ha permitido conectar con aquellos que consideran que el movimiento ha ido demasiado lejos en sus exigencias de corrección política y en su tendencia a censurar opiniones discordantes. Para muchos votantes, el apoyo de Harris a las causas progresistas “woke” representó un exceso de corrección política, mientras que Trump se presentó como una alternativa que defendía la libertad de expresión y los valores tradicionales.
Una Política Exterior Firme
El mundo enfrenta desafíos crecientes: tensiones con potencias como China y Rusia, una economía global volátil y una migración masiva que sigue aumentando. Trump, quien abogaba por una política exterior firme y enfocada en los intereses de Estados Unidos, logró conectar con aquellos votantes preocupados por la seguridad nacional y la autosuficiencia económica. Mientras Harris defendía una visión más globalista y cooperativa, los votantes de Trump veían en él a un líder que buscaba proteger los intereses estadounidenses de manera más agresiva.
Rechazo al Mainstream
La cobertura mediática y la postura del mundo del entretenimiento han sido consistentemente críticos con Trump. Sin embargo, esta misma crítica constante parece haber fortalecido su base, que percibe a los medios y a las celebridades como parte de una élite desconectada de la realidad de los votantes promedio. Estrellas de Hollywood y cantantes como Robert De Niro, Taylor Swift, Beyoncé, Jennifer Lopez y muchas cadenas televisivas como CNN y NBC dieron su apoyo público a la candidatura de Harris, pero el rechazo a los medios convencionales y al entorno artístico “woke” generó en Trump un aura de candidato antisistema. Esto resultó atractivo para aquellos que se sienten excluidos o poco representados por el establishment. Además, el respaldo de último momento de figuras como Elon Musk y Joe Rogan, así como el apoyo de las iglesias evangélicas, fue fundamental para la avalancha de votos a favor de Trump.
El Voto Antisistema
Finalmente, una de las razones más poderosas de la victoria de Trump es el voto antisistema. En un contexto de creciente desconfianza hacia las instituciones, Trump supo canalizar el enojo de quienes consideran que el sistema político está diseñado para favorecer a unos pocos miembros de la élite “woke” y que no representa a la mayoría. Para muchos, votar por Trump se convirtió en un acto de rebeldía, un modo de desafiar al sistema establecido y sus reglas. Los votantes priorizaron sus intereses económicos sobre las identidades, y aunque Trump es un multimillonario que ha vivido del sistema, su habilidad política para interpretar las aspiraciones de los votantes hizo que, increíblemente, el voto por él fuera percibido como un acto revolucionario de desafío al sistema.
La victoria de Trump representa más que una elección; es un símbolo de descontento y de cambio. En un país cada vez más polarizado, su triunfo deja una lección clara: una parte importante del electorado rechaza el status quo y está dispuesta a desafiar las expectativas de los expertos. Votar por Trump se ha convertido en un grito de protesta y un reclamo por el cambio, algo que seguramente será analizado y debatido por mucho tiempo. Aunque las transformaciones no se darán de un día para otro, la cultura opositora al “wokismo” y el estilo de gobernar de Trump se harán sentir desde el primer día de su mandato.
