Un día después de la clausura de la cumbre del G20 en Hamburgo, autoridades alemanas admitieron fallas en el operativo de seguridad planeado desde hace más de un año para el evento internacional.
En conferencia de prensa, Hartmut Dudde, jefe de operaciones de la policía de Hamburgo, confirmó que un total de 476 agentes resultaron heridos como resultado de las manifestaciones contra la cumbre. Asimismo mostró su sorpresa por el “inusitado grado de violencia” de las protestas en las cuales se detuvo a 186 personas.
Por su parte, el presidente alemán, Frank-Walter Steinmeier, expresó su condena a los disturbios, que se prolongaron aun después de concluida la cumbre y advirtió que no se permitirá que unos cuantos decidan “lo que puede o no celebrarse en Alemania”.
Tras visitar a los policías lesionados en el hospital, el mandatario se dijo “conmocionado y abatido por el ansia de destrozar mostrada por los manifestantes, contra la policía y los bienes de los ciudadanos”.
Ante de lo ocurrido con las manifestaciones, el ministro de Justicia, Heiko Maas, explicó que uno de los principales obstáculos para sancionar a quienes participan en este tipo de acciones, es que muchos de ellos provienen de otros países y una vez que cumplen su objetivo, regresan a sus lugares de origen dificultando su localización.
Por ello, propuso la creación de un “registro europeo de extremistas”, es decir, una base de datos en la que participen todos los países que conforman la Unión Europea para cruzar información sobre “activistas radicales” y se les impida el ingreso a aquellas naciones en donde se lleve a cabo un evento de relevancia mundial.
(Con información de DPA y ABC)
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