Luego de tres años de luchar por su libertad, Belén, la joven de 27 años que en 2014 fue condenada a ocho años de prisión por homicidio agravado tras haber sufrido un aborto espontáneo en el cual murió su bebé, fue absuelta el pasado lunes por la Corte Suprema de Tucumán, Argentina, al considerar que había sido detenida en forma irregular.
El caso de Belén, que no cuenta con antecedentes en el país sudamericano, generó la indignación de las miles de mujeres activistas que desde hace años piden al Estado y a la justicia que les reconozca su derecho a decidir sobre su cuerpo.
Incluso, Naciones Unidas y otras organizaciones internacionales exigieron en más de una ocasión que "se tomen medidas para la inmediata liberación de Belén en virtud de las violaciones que se cometieron, sin respetar estándares internacionales de Derechos Humanos".
También en Tucumán, Buenos Aires y otras ciudades, hubo decenas de marchas a favor de Belén, que congregaron a más de mil 500 personas solo en la primera ciudad.
El calvario de Belén comenzó el 21 de marzo de 2014 cuando llegó a la guardia del hospital Avellaneda de San Miguel de Tucumán con una hemorragia vaginal intensa. Comenzó a sentir contracciones abdominales cada vez más fuertes y el sangrado no se detenía. Llevaba 20 semanas de embarazo, aunque siempre argumentó que no sabía. Luego de ser atendida, los doctores informaron que la mujer perdió el bebé.
Por estos hechos, la Sala III de la Cámara Penal de Tucumán la condenaron a ocho años de cárcel tras acusarla de "homicidio doblemente agravado por el vínculo y alevosía".
Otro elemento que motivó dicha condena fue que en un baño del hospital hallaron un feto que los médicos y la Justicia le adjudicaron a Belén. Sin embargo, según denunció la abogada de la joven, Soledad Deza, nunca se realizaron los estudios de ADN que demostraran la relación entre ambos.
(Con información de Télam)
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