Más de 844 personas heridas es el saldo hasta el momento de los violentos enfrentamientos de la Policía antimotines y la Guardia Civil española con ciudadanos que pretendían participar en el referéndum sobre la independencia de Cataluña.
Desde las primeras horas de este domingo, elementos de las fuerzas de seguridad irrumpieron por la fuerza en diferentes centros de votación para tratar de impedir que la gente sufragara, lo que suscitó fuertes choques en distintos puntos de dicha región hispana.
En Barcelona, la policía disparó balas de goma contra manifestantes en las afueras de un colegio electoral, cuando intentaron evitar que los uniformados se llevaran el material electoral. En Girona, los agentes de la Guardia Civil con sus cascos y un martillo rompieron los vidrios de la puerta principal de un centro deportivo donde se había instalado una mesa receptora de votos.
El gobierno español desautorizó el referéndum y justificó la acción policial; el presidente, Mariano Rajoy, sostuvo que la decisión tomada “fue la correcta” y responsabilizó a los promotores de la independencia catalana de la violencia registrada durante la consulta.
“Hemos hecho lo que teníamos que hacer, actuando con la ley y solo con la ley”, señaló Rajoy en un mensaje a medios en donde no se aceptaron preguntas de la prensa.
El mandatario agradeció el apoyo a la Unión Europea, y de los partidos políticos ante lo que calificó como “un ataque al Estado democrático”.
El pasado 7 de septiembre, el Tribunal Constitucional de España determinó, a petición de Rajoy, aplicar una suspensión cautelar del referéndum y desautorizar al gobierno y parlamento de Cataluña para aprobar cualquier ley relacionada con el ejercicio considerado ilegal.
Pese a lo afirmado por el gobierno español, desde el extranjero diversas voces se han pronunciado en contra de lo ocurrido en el referéndum. El primer ministro de Bélgica, Charles Michel, consideró que la violencia nunca será alternativa e hizo un llamado al diálogo; en un sentido similar se pronunciaron el presidente de Finlandia, Sauli Niinistö; el opositor británico, el laborista Jeremy Corbyn y el expresidente del Parlamento Europeo, el alemán Martin Schulz.
(Con información de AP, EFE y El País)
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