Más de 6.5 millones de pesos costó el vallado de Palacio Nacional y lugares anexos, tras el que se atrincheró el presidente Andrés Manuel López Obrador durante un mes por las elecciones del 2 de junio, informó El Universal.
Este martes El Universal publicó “Valla metálica para blindar Palacio Nacional de CNTE y Marea Rosa costó 6.5 millones de pesos”, trabajo periodístico de Alberto Morales, en el que se informa de los costos de las vallas metálicas con las que el tabasqueño se protegió del plantón de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación y del mitin de la “Marea Rosa” que fue prácticamente el cierre de campaña presidencial de Xóchitl Gálvez.
Las vallas tras las cuales se refugió López Obrador de la euforia del pueblo en vísperas de las elecciones y hasta 10 días después, fueron colocadas el 14 de mayo. Esa medida fue justificada un día después por el presidente que, al inicio de su mandato, decía ser cuidado por el pueblo, eliminó al Estado Mayor Presidencial, puso a custodiarlo a un restaurantero y viajaba en aerolíneas comerciales, entre otras medias. Aunque ello cambió después.
De ese cambio, y contra lo que muchos ingenuos y cretinos creyeron, formó parte el amurallamiento del Palacio Nacional, donde vive el macuspano. Así, el blindaje del edificio de gobierno costó al pueblo de México 6 millones 511 mil 544 pesos, según la respuesta que dio la Dirección General de Finanzas y Presupuesto de Presidencia de la República a solicitud de información vía transparencia de El Universal.
Sin embargo, explica ese diario, en la respuesta gubernamental no se especificó el nombre de la empresa que prestó ese servicio.
López Obrador explicó su atrincheramiento con la siguiente excusa: “Es para prevenir, para evadir el acoso, para no caer en la trampa de la violencia, y también por las circunstancias, porque hay elecciones. Y hay quienes quisieran que hubiese represión, son tiempos de zopilotes, entonces tenemos que actuar con mucha prudencia; presencia, paciencia y prudencia, las tres ‘P’, así como también se necesitan las tres ‘C’: cabeza, corazón y carácter”.
Continuó su divagación con el comentario de que “hay muchos infiltrados”, que “hay provocaciones”, que se tocan las izquierdas y las derechas extremas y que, al respecto, le “gusta mucho” “una canción de Pablo o de Silvio”.
Continuó con su “justificación”: “Vale más prevenir. Es que, imagínense, para los conservadores, que se metan 20, 30, 50, 100 al palacio y le prendan fuego, que es lo que quieren, desearían eso”.
Finalmente, el vallado fue retirado el 12 de junio.
Pero antes López Obrador era menos prevenido; así, durante su campaña electoral de 2012 se diferenciaba del candidato priista de la siguiente forma: “Siempre he dicho que el que no tiene, el que lucha por la justicia no tiene nada que temer. Lo demás es muchas veces faramalla, hacerse importante; y, además, pues no está acostumbrado. Peña Nieto tiene que meter vallas, porque no está acostumbrado a la comunicación directa, con la gente. Él lo hace, actúa, se sube a una escalerita, están los fotógrafos y otros acá, pero es pura actuación”.
Además, en el segundo mes de su gestión presidencial, el tabasqueño afirmó: “Así vivían los otros, con todo respeto, en las alturas, arriba. Nada más conocían los helipuertos, los aeropuertos y los lugares donde llegaban, y siempre rodeados con vallas: nadie podía acercarse, no tenían ninguna comunicación, sólo lo que les informaban sus funcionarios”.
De la “comunicación” López Obrador pasó a la “prevención”; del “nada que temer” al miedo de que le quemaran el Palacio Nacional. Entre mayo y junio, las vallas que lo protegieron costaron al erario más de 6.5 millones de pesos, un promedio diario de 217 mil pesos.
