Huatulco, Oaxaca.- Dice Joel que como está Huatulco, está bien, muy bien. Que por supuesto que tienen problemas, pero que también tienen cómo resolverlos. Todos sabemos que si no lo cuidamos, se nos va a acabar lo que nos da de comer.
Dice Joel que hace algunos años, en Puerto Vallarta, un tipo acuchilló a una joven estadounidense que venía en un crucero y que, con todo y que Vallarta está lejos de aquí, nos terminó afectando. Han dejado de venir los gringos, que se asustaron, y vaya usted a saber todo lo que se dijo sobre México y sus playas; nos llevaron a muchos al baile sin deberla ni temerla.
Dice Joel que ésa fue una de las razones por las que dejaron de venir algunos cruceros. Aunque los turistas que vienen no gastan mucho, se quedan máximo un día, pasan por Huatulco, porque lo reconocen, y la verdad, le echábamos ganas; parece que quieren regresar, ayer nos llegó uno. Los tratamos muy bien; mucha gente empezó a vivir de los que se bajaban de los cruceros.
Dice Joel que los que ahora están viniendo son los canadienses. Vienen por lo general a principios de año. Quieren alejarse del frío de su país y pasarla bien; ahora ya se fueron porque les llegó el sol en Canadá. Lo que sí es que no son escandalosos, como los gringos, que de todo gritan.
Dice Joel que Huatulco es un pueblo tranquilo. Nosotros no somos ni Cancún ni Acapulco. Aquí los turistas lo que quieren es conocer las bahías, comer bien y hacer ejercicio; es por eso que casi no hay antros. Casi no tenemos vida nocturna, como en otras playas.
Dice Joel que en Huatulco la gente vive 70% del turismo y 30% de la ganadería y la pesca. Cuando se dieron cuenta que existíamos, en 1985, le compraron tierras a la gente, algunas de mala manera. Hoy, ya casi nadie quiere vender, la propiedad es comunal; además de que parece que se les olvida lo importante que es en la vida de la gente su tierra. Es su herencia y son sus antepasados.
Dice Joel que no tiene sentido que Huatulco crezca mucho más. Nos van a quitar identidad y tranquilidad, y se puede perder el control. Hemos visto cosas muy feas en otros lugares y la verdad, no queremos que nos vaya a pasar lo mismo. Aquí nos cuidamos entre nosotros; si alguien roba o se le ve vendiendo droga, se le denuncia; no se vale robar, aunque sea en el Oxxo.
Dice Joel que casi todos los que viven en Huatulco nacieron aquí o son de por aquí cerca. Desde el 85 la gente tuvo que dejar en muchos casos la tierra y la ganadería para dedicarse al turismo y los servicios; aquí se da maíz, cacahuate, papaya. No nos va mal, yo gano como cuatro mil al mes, tengo casa y creo que como chofer me va mejor que si hiciera otra cosa. El otro día vi un anuncio en el que se ofrecía trabajo a titulados de administración de empresas; yo gano más de lo que les van a pagar.
Dice Joel que el mejor turismo para ellos es el familiar. Ya no vienen tantos extranjeros, de no ser los canadienses que le dije, y como quien viene son casi siempre familias, el pueblo se conserva tranquilo.
Dice Joel que votó por López Obrador, pero que a veces le da por arrepentirse. Va a tener todo el sexenio en sus espadas la cancelación del nuevo aeropuerto. Si había tanta corrupción, como dice, debió meter a al cárcel a los corruptos y hacer que devolvieran lo que se robaron. Lo único que va a hacer es gastar más; va a tener López Obrador como una chinche en su silla que le va a picar todo el sexenio. Dice mi mujer que es un capricho.
Dice Joel que me da su teléfono para que le hable para mi regreso; que me cobra 400 pesos, en lugar de 450, que cobran los taxis del aeropuerto. Ándele, le ahorro 50 pesos y le sigo contando.
RESQUICIOS.
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Este artículo fue publicado en La Razón el 20 de mayo de 2019, agradecemos a Javier Solórzano su autorización para publicarlo en nuestra página.
