Las caravanas de migrantes ya juegan en las elecciones intermedias de EU. Las metieron o se metieron, no hay duda de que el presidente Trump es uno de los que se ha encargado de ello.
El mandatario se está valiendo de todo para no perder el Congreso, sabe bien lo que le puede significar para su gobernabilidad y su muy interesante 46% de popularidad.
En su campaña está utilizando la imagen del migrante mexicano Luis Bracamontes para evidenciar a la “migración ilegal”. En medios y redes, se muestra el rostro de Bracamontes con la siguiente leyenda: “inmigrante ilegal. KILLED OUR PEOPLE¡”, (asesina nuestra gente).
A esto se suman sus lapidarios tuits en los que ataca a la caravana y a nuestro país con todo tipo de adjetivos. Las críticas, cargadas de ironía a México, están siendo dirigidas a la Policía y al Ejército.
Menciona, indistintamente, la falta de fuerza de los aparatos de seguridad nacionales, y por otro lado hace referencia al “tremendo” trabajo de México. Todo depende del humor en que ande y del mensaje que quiera enviar, con su infaltable dosis de presión.
El gobierno mexicano ha ido cambiando su estrategia ante la caravana. En un primer momento cerró la frontera por la fuerza, lo que provocó una serie de protestas y hechos que fueron denunciados a nivel nacional e internacional. Fue una acción desafortunada que nada tenía que ver con la historia y solidaridad de nuestro país.
Donald Trump se dio cuenta de ello. Pasó del elogio sobre el “tremendo trabajo en la frontera”, a una crítica severa y grosera, una más por cierto, por como nuestro país está actuando ante la caravana. Trump en sus contradicciones asegura que está llena de delincuentes, “aunque no tenga pruebas de ello”.
En los próximos días se va a agudizar el tema migratorio para nuestro país. A estas alturas el problema no sólo está en el ámbito del gobierno, por más ausente que esté, está también en el del Presidente electo.
El anuncio de López Obrador, en el sentido de que va a ofrecer empleos a los migrantes centroamericanos, podría estar provocando una nueva oleada migratoria. Los objetivos para algunos de ellos podrían estar replanteándose, nos decía ayer Tonatiuh Guillén, próximo director del INM.
La situación es de tal adversidad, que muchos migrantes están considerando quedarse en México, advierte el destacado extitular del Colef. La desesperación está siendo una de las razones por las que puedan cambiar su destino. No quieren por ningún motivo regresar a sus lugares de origen.
Lo que quieren ahora es llegar al menos a la CDMX, suponen que la capital se puede convertir en ciudad santuario, lo que quiere decir que no los podrían expulsar. La futura Jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, manifestó hace algunos días ideas que tienen que ver con esto.
Ante la caravana debemos recordar lo que sistemáticamente exigimos para nuestros paisanos en EU. No podemos hablar de respeto si no somos capaces de ofrecerlo. A pesar de que existen posiciones contra la caravana, con absurdos tintes racistas, prevalece en el país una actitud solidaria.
Mucho de lo que está pasando con la migración centroamericana está sacando lo mejor y lo peor de nosotros. Consideremos que en menos de una semana la caravana llegará a la CDMX.
Seguramente vamos a recibir una andanada de tuits de Trump, ante los que será fundamental la firmeza y solidaridad de los gobiernos, tanto del que se va como del que llega.
La mejor manera de ver y entender la caravana es viéndonos a nosotros mismos. Lo que pasa en el país, con matices, es similar a lo que muchos de ellos viven y padecen.
RESQUICIOS.
La solicitud de detención y extradición de Karime Macías podría abrir una nueva caja de Pandora. No se entiende la tardanza de la PGR para esta acción de no ser, como se presume, que se haya planchado el asunto, con dosis de “merezco abundancia”, o que se venga otro capítulo penoso y escandaloso, que lleva otra vez al clímax a la corrupción.
Este artículo fue publicado en La Razón el 2 de noviembre de 2018, agradecemos a Javier Solórzano su autorización para publicarlo en nuestra página.
