¿Cómo se llama cuando a partir de un dato verdadero se pretende comprobar una falacia?
ALMA LAFAYET /CUARTOSCURO.COM
Según Sanjuana Martínez, en el país más feminicida del mundo, el problema del machismo es un problema de las mujeres.
Porque según ella y las respuestas que genera, el asunto “es de educación”, porque las mujeres son las que educan.
Somos nosotras el problema porque supuestamente somos las que más agredimos a otras mujeres, porque no hay nada peor que una “mujer machista”.
Porque entre nosotras nos metemos el pie y de acuerdo a sus seguidores, hay un “machismo matriarcal” que las feministas no queremos discutir porque convenencieramente ocultamos su existencia.
Para Sanjuana el asunto no son los agresores, tampoco el sistema en el que no tenemos agencia menos la capacidad de educar a sus machos, porque otros varones en ausencia y presencia, medios de comunicación, espacios educativos y la sociedad completa ofrece una batería completa de privilegios para quien es socializado y leído socialmente como “hombre” y que es protegido por el pacto patriarcal, también están educando.
¿Qué hay mujeres machistas? Sí. Porque han aprendido que esa es una forma de sobrevivencia alinearse con el machismo y cuando son perversas, de adquirir poder.
Que aventurado decir que hay mujeres más machistas que muchos hombres porque la cultura de la violación en este país demuestra que se puede violar por sistema, por el gusto y poder de poseer el cuerpo de las mujeres en absoluta impunidad y que se les puede matar a razón de una cada cuatro horas y no pasa nada, cuando ha quedado demostrado que una mujer que viola a otra, lo hace solo porque forma parte de las estructuras que conforman el brazo armado del estado.
Qué pluma más irresponsable, falta de rigurosidad e incluso peligrosa, ya que que cada macho que la lea, por fin habrá perdido la corrección política permitiéndose ser un patán para violar, agredir y acosar y hasta matar, puesto que una mujer con la voz y representación de Sanjuana les ha otorgado la reivindicación que necesitaban para ser unos cretinos.
Mariela Castro Flores
