2018, fraude a la vista

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El Presidente de México, primer priista de la nación, entregó reconocimientos por sus méritos partidistas, entre otros, a Manlio Fabio Beltrones, una fotografía, una nota del aniversario 88 del PRI, estampa de pretendida unidad, cohesión y fortaleza.


Otra, la aparición de Claudia Ruiz Massieu, nueva secretaria general del partido, misma posición que ocupó su padre cuando fue asesinado el 28 de septiembre del aciago 1994.


Enrique Peña Nieto, orador estelar en el aniversario tricolor, avisó que su partido no pactará derrota alguna, ni este año, menos en 2018, año de la grande.


El Presidente Peña Nieto se destapa como líder partidista, resurge como figura y no como lastre. Encuestas anuncian el repunte de Alfredo del Mazo frente a Josefina Vázquez Mota y Delfina Gómez. Otra, de SDP Noticias, infiere que AMLO ha dejado de crecer en las mediciones rumbo a la presidencial.


El candidato de oficio reacciona y desenfunda su arma predilecta, gritar, ¡fraude a la vista! El robo ex-ante de la voluntad popular, asoma cabeza, línea discursiva consentida del tabasqueño.


López Obrador se refirió así a lo dicho por EPN sobre pactar derrotas, “lo cierto es que tienen acuerdos, por eso se reunió, casi en la madrugada (del viernes) con el presidente del PAN, Ricardo Anaya, se pusieron de acuerdo para frenarnos, no lo van a lograr, porque la gente quiere un cambio”.


Se puede afirmar que AMLO tiene razón, la gente (así en genérico) quiere un cambio, es más, son varios los que demanda.


Atacar la corrupción, no con normatividad burocrática que sólo opaca la transparencia, pero no evita que, pillos en fuga, como Javier Duarte y otros, desfalquen las arcas públicas.


Sin duda, también hay clamor social por acotar a los gobiernos de castas doradas, con salarios y prestaciones incompatibles, no sólo con las crisis coyunturales, sino con una tendencia global más ciudadana, congruente, empática, menos faraónica. Hacer de la austeridad norma, no moda.


Pero la sociedad también exige que los actores relevantes del juego democrático sean serios y honestos, que tanto árbitros como jugadores, amén del entramado social que participamos por pasivas y activas, sincronicen sus discursos con acciones.


Qué bien que el Presidente haya aparecido durante el fin de semana del 88 aniversario de su partido a decir soy del PRI, le voy al PRI. Mejor aún será que ese partido renuncie al tapadismo.


Qué bien que quienes apoyan y comulgan con López Obrador, renuncien a posiciones por las cuales les pagamos por realizar actividades ejecutivas y legislativas específicas, no por pregonar el credo de Macuspana.


Qué mal que, a falta de un año y medio para la contienda presidencial, el San Benito del fraude electoral de la mafia en el poder, aparezca y polarice al denunciar sin probar.


Eso sí hace del proyecto presidencial puntero, el fraude más grande de 2018.



Este artículo fue publicado en La Razón el 7 de marzo de 2017, agradecemos a Carlos Urdiales su autorización para publicarlo en nuestra página.

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