El 20 de diciembre del año pasado 42 personas fallecieron por una serie de explosiones ocurridas en el mercado de pirotecnia de San Pablito en Tultepec, Estado de México. A menos de cien días, este sábado, cuatro más (dos niños incluidos) perdieron la vida por la explosión de cohetes en una casa de esa población.
Después de ambos accidentes la reacción ha sido la misma: autoridades de los tres niveles de gobierno lamentan lo sucedido, recuerdan que miles de personas viven de la pirotecnia y que ya se investigan las causas. No suele pasar de ahí.
El gobierno del Estado de México insiste en que el tema es un asunto federal, pero desde 2003 le ha entregado una fortuna al Instituto Mexiquense de la Pirotecnia (el pasado 22 de diciembre documenté en estas Historias de reportero los 87 millones de pesos repartidos en los últimos años), un organismo que tiene como objetivo evitar accidentes ocasionados por el mal manejo de pirotecnia.
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