Alguien inventa el origen de una palabra, lo publica, y la gente lo cree. Como aquel que inventó lo de la “generación espontánea”, y durante mucho tiempo el mundo creyó que de la basura nacían las ratas. Hasta Aristóteles y otros famosos como Bacon o Newton se fueron con la finta. Ya sabemos que no es así.
Un famoso que inventó etimologías fue Isidoro de Sevilla. Por ejemplo, decía que “ballena” proviene del griego “bállein” (lanzar) por el chorro de agua que lanza ese mamífero. Sin embargo, se considera que procede del latín “ballaena” (ballena) y ésta a su vez, del griego “falaina” (ballena), donde la partícula “fal” sirve para designar formas cilíndricas o hinchadas (“fallós”= falo).
Así, hubo alguno que dijo que el término “gringo”, surgió en la guerra del 47 entre México y Estados Unidos. La última vez que vi publicado eso fue en el diario Noticias en un artículo de Guillermo Rangel Rojas en, donde habla del general Antonio de León: “los gringos (así los llamó el pueblo por estar vestidos de verde, “green” y “go“, fuera)”. (2/09/2014).
La mayoría que alude a esa razón dice que la frase era “Green go home” (“verde regresa a casa”). Otros señalan que el origen está en una canción que cantaban los invasores norteamericanos: “Green grows the grass” (“Verde crece la hierba”).
Aunque don Artemio del Valle Arizpe escribió que los invasores “trajeron una cancioncilla de vulgaridad sobresaliente […]. Los envanecidos vencedores iban por calles y plazas cantando esta canción y jamás se les caía de los labios la infeliz tonadilla. Green grow the bushes (lo que en su idioma significa: «crecen las matas verdes»), por lo que la gente de la ciudad, al oír repetir tanto y a todas horas esa abominable canción de green grow, llamó gringos a los norteamericanos, haciendo de las dos expresiones una sola y que pronunciaban a su manera”.
Por cierto, en Argentina también existe algo parecido “los soldados de Beresford, de la primera invasión inglesa (1806) cantaban por las calles de Buenos Aires una canción que comenzaba ‘green grow the rushes (o roses) in Ireland’ cuyos sonidos iniciales ‘grin grou’ habrían quedado en los oídos de los porteños y dado origen a gringo que durante el siglo XIX se aplicó preferentemente a los ingleses”. (Mario E. Teruggi). [Si nos atenemos a esta versión, entonces, es anterior a la mexicana].
Otros más afirman que se dijo “gringo” por “green coat”, el color verde de sus chaquetas o capas, y alguno más arriesgado, al oro verde (“green gold”), por las plantaciones de bananos de Veracruz. No obstante que los defensores de cada etimología argumenta la suya. Ninguna de esas es verdadera.
La Iglesia católica (que hablaba latín) desdeñó el griego (la Biblia estaba escrita en hebreo, griego y unas partes de arameo); así que ese idioma “internacional” en el mundo antiguo, pasó a ser algo ininteligible, por lo que la frase “está en griego”, es equiparable a la que hoy usamos “está en chino”.
Es probable que la derivación en “gringo” haya tenido que ver un proverbio medieval: “graecum est; non legitur” (es griego, que no se lea), para otros es: “graecum est; non potest legi” (está en griego, no puede ser leído).
Así, mucho antes de la guerra referida en México, “gringo” aparece en el “Diccionario castellano con las voces de ciencias y artes y sus correspondientes en las tres lenguas francesa, latina e italiana”. Madrid: 1788, del padre Esteban de Terreros y Pando. El presbítero dice que era un mote que les impusieron a los extranjeros que no pronunciaban correctamente el castellano: “gringos llaman en Málaga a los extranjeros, que tienen cierta especie de acento, que los priva de una locución fácil y natural castellana; y en Madrid dan el mismo, y por la misma causa con particularidad a los Irlandeses”.
Los filólogos y etimólogos consideran que, de “griego”, pasó a “grigo” y de ahí a “gringo”, como muchísimas palabras en cualquier idioma.
El famoso Joan Corominas señala que es “valor que en España se dio por antonomasia al nombre de la lengua de Grecia, como resultado indirecto de la costumbre de mencionarla junto con el latín, y de la doctrina observada por la Iglesia de que el griego no era necesario para la erudición católica”.
En 1869, la Real Academia Española no se refiere para nada al presunto origen mexicano (“green go home”), sino al que se usaba en España mucho antes de esa Intervención en México: “Vale tanto como griego en esta frase: hablar en gringo, hacerlo en lenguaje ininteligible”.
Por otro lado, eso de que los soldados traían uniforme verdes, no es cierto; basta ver las pinturas de la época. Sí es cierto que en 1776, el Comité Naval compró el uniforme de los Infantes de Marina chaquetas verdes con superficies blancas, pero, en 1798 se autorizó un uniforme azul con bordes rojos.
En 1834, el presidente Andrew Jackson reinstauró las chaquetas verdes y blancas con pantalones grises. Sin embargo, eran de mala calidad y destiñeron, por lo que en 1841 el uniforme fue retornado al azul con una chaqueta azul oscuro y pantalón azul claro.
Lo que significa que en la invasión a México (1846-1848), en donde se dice que se acuñó la frase “Green go home”, los soldados norteños no traían uniformes verdes.