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Dentro de aquel albedrío que llamamos libertad, cada quien entiende como quiere y puede el sentido del ridículo incluso a un grado tal que, a veces, cuando creemos situarnos en la cima de la elegancia o la estética humanas de la índole que ustedes quieran, en realidad estamos rodeamos de murmuraciones y risas que constatan que no sólo no estamos en la cima sino que ya perdimos el piso y no nos percatamos de nuestros papelones. Pienso en estos, más o menos frecuentes en el entorno Facebook:


1. Me divierten los misioneros de la equidad de género que emplean las vocales "a" y "o" (escriben ellas primero, por supuesto, y luego ellos –o sea, primero las damas, la cosa tampoco es para tanto no vayan ustedes a creer–) pero me parecen aún más divertidos quienes usan la letra X, los imagino, no sé, cerrando los ojos en éxtasis cada que emprenden ese acto justiciero para reunir fuerzas y seguir en la lucha.



2. Otro tipo de misionero, que en realidad es un cómico involuntario hace unos días estuvo de moda: el (o la) que asocia perfume o Sushi con la clase represora o discriminadora, y al color moreno y los tacos como signos del pueblo salvador del hombre y la mujer nuevos (y nuevas, por supuesto). Lo más chistoso es cuando eso lo afirma una persona blanca con apellidos rimbombantes y simultáneamente dice que lo que pasa es que tiene conciencia de clase.



3. Diego Luna que confunde un muro que dividió a un país, Alemania, con el que puede erigir, nos guste o no, el gobierno de Estados Unidos. (La cosa es ser progre)



4. Los escandalizados por una delegada que muestra cómo poner el condón con la boca (debo admitir, en este tema, que mis críticas en todo caso fueron por su falta de destreza pero lo que hizo está muy bien).



5. Esto sucede con todos o casi todos los aficionados al futbol pero creo que los de Pumas se llevan las palmas: cuando ganan, pum, surgen fans como anuncios publicitarios en tiempos electorales pero cuando pierden guardan el mismo silencio de Carmen Aristegui frente a las irregularidades en la administración de Ricardo Monreal.



6. Admito que es más grotesco que ridículo pero lo anoto: medios de comunicación nada dicen o casi, sobre errores señalados del gobierno federal o, en efecto, excesos de las fuerzas de policía como el ocurrido de Nochixtlan.



7. Y qué tal aquellas legiones que aplauden que desaparezcan dos o tres palabras sino es que la canción entera si sobajan a la mujer, promueven la violencia o cosas por el estilo. Ya veo a más de uno haciendo sociología de la infancia de los sesentas para demostrar que toda la violencia en el país se incubó con canciones como la del ratón vaquero que tira balazos a la menor provocación o, ya en los ochenta, con una señora ridícula que cantó “hace tiempo que no siento nada al hacerlo contigo” (o sea al ponerle con algún camarada y amigo) por “Hace tiempo que no siento nada cuando estoy contigo” –los más viejos recordarán también una frase que fue mutilada y que decía algo así como (cof, cof, cof): “Sufre, mamón, devuélveme a..”. Es decir, el gobierno censor de los 80 deja el paso a los ciudadanos conscientes unidos al contingente que festeja que Café Tacuba modifique o cancele esa (espantosa) rola Ingrata porque acepta sino es que promueve la agresión contra la mujer.



8. Seguimos con los ridículos: Quienes creen y casi hasta dan clases de música que esa cosa, o sea Café Tacvba, es un grupo de calidad. Estoy convencido de que nos hace falta humildad y trato de intentarlo: a mí me gusta Juan Gabriel, por ejemplo, pero de ninguna manera voy a dar lecciones o fingir hacerlo, para demostrar que es uno de los mejores músicos del mundo entero. (Me pasa lo mismo con Joan Sebastian y hasta con Rigo Tovar).



9. Reporte de última hora: Aunque ustedes no lo crean: desde hace unas horas comenzó otro pinche ridiculazo: ahora es contra las canciones de Joaquín Sabina. (Les juro por esta –sin albur– que en el comentario de una usuaria de Facebook otra mujer arengó a ir contra las canciones de Serrat, como esa de La mujer que yo quiero)



10. Qué decir de quienes festejan que el gobierno de Cuba impida la entrada de Felipe Calderón (con quien tengo severas discrepancias pero eso es otra cosa). El (patético) ridículo es que celebren un acto autoritario y así respalden una dictadura en el nombre de… la libertad.



11. Uy casi lo olvido: ¿dónde están quienes, promoviendo la revolución digital, aseguraban que el dolar rondaría por estos días los 28 sino es que los 30 pesos?


12. Sigo esperando la invasión de las tropas estadounidenses a nuestro país.



13. Me encanta el usuario enojado con el maldito gobierno que comparte información falsa y que cuando se le hace saber responde algo así como “a lo mejor la información es falsa, pero lo que no es falso es que este es un maldito gobierno….” Y así hasta el infinito.



14. Se ha dicho mucho pero incurro en el ridículo de insistir sobre las ridículas frases:“Ya se que muchos de ustedes no van a compartir…”; “acepto el reto….”; “está bien, vamos a jugar….” y así.



15. Oigan, y qué opinan de quienes publican un número telefónico para prevenir el suicidio y no se dan cuenta que ese número telefónico ni existe (o sea, que si algún camarada piensa en esa situación en verdad inquietante no debe acudir a esa información porque sería fatal). De verdad, además del ridículo, ya ni la chingan.



16. Las huestes de Batres llamando mafiosos a las hueste de Monreal; los seguidores del PRI (por ejemplo José Murat, sí, José Murat) que llaman corruptos a los seguidores del PAN y los seguidores del PAN que…



17. Desde mi punto de vista son ridículos quienes cuestionan “al periodismo chairo” y nada dicen del “periodismo oficialista”.



18. La foto de la cuenta de Twitter de Roberto Carlos (en particular a los viejos nos da tristeza, al recordar cuando junto con él cantamos –haciendo el ridículo claro– “tu eres mi hermano del alma realmente el amigo (laralí, laralá)



19. Los feos que nos tomamos la selfie como si dios nos hubiera hecho a mano cuando más bien estamos tan guapos como Juanito y nos vemos tan simpáticos como Noroña (además, nos sentimos realizados). No comparo a ninguna mujer con Elba Esther Gordillo o Paquita la Del Barrio porque no faltaría quien dijera que es misoginia o alerte a Conapred en mi contra y pues no, mejor digo que todas ellas son bellas si tienen buenos sentimientos, bonita letra y la sinceridad brilla en sus ojos; lo que no interesa es si les gusta el chupe, bailar o tienen mejores destrezas que las que mostró hace poco la delegada de Iztapalapa; esas son frivolidades.



20. Qué tal las frases de motivación. Me encantan las del tipo, “sonríe y la fuerza estará contigo” o “No basta con intentarlo, hay que desearlo”, incluso a veces me imagino entre muchos que nos tomamos de las manos y cantamos algo así como “Quisiera al mundo darle hogar…”



Ojalá que muchos de esos ridículos nuestros no pasen de ahí y sean sólo motivo de risa o nada más para registrar que los humanos también podemos ser divertidos.

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