Fiscales, cuates y cuotas

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El Fiscal de Veracruz se va mañana —por motivos personales—, el abogado del estado tira la toalla antes que Miguel Ángel Yunes lo agarre con la misma; se va para evitar mayor polarización. De la aprehensión de su examigo Javier Duarte se encargarán otros; de fincarle cargos se encargaron otros.


Diseño institucional que prometía autonomía y profesionalismo, pero termina en lo mismo que las buenas intenciones, empedrando el camino hacia nuestros infiernos. Corrupción, colusión, cuates y cuotas entre poderes políticos y fácticos.


El Presidente Peña Nieto elige sus batallas; con nominaciones pendientes para el Sistema Nacional Anticorrupción escoge qué fichas intercambia con una oposición que encontró, en el nombramiento y la ratificación de Raúl Cervantes Andrade como Procurador General de la República, coyuntura idónea para cambiar una ley que el mismo Legislativo aprobó, para evitar que el titular de la PGR encabece la primera Fiscalía Nacional.


“En virtud y en atención a distintas inquietudes relacionadas con el transitorio constitucional referido, que han sido manifestadas tanto por legisladores como por la propia sociedad y la academia, me permito someter a la consideración de esta soberanía la presente iniciativa”, expuso Peña Nieto al entregar la cabeza del Procurador.


A Cervantes Andrade lo aniquiló su militancia, sus parientes incrustados en el primer círculo presidencial, no sus defectos como abogado. Ni a la Suprema Corte llegó, ni a la Fiscalía General de la República, para un periodo transexenal de 9 años, llegará. Ficha de cambio, político al servicio del Presidente, del partido. Destino maldito, irónicamente, por sus “buenas” relaciones.


El Presidente decidió dejar en manos del Senado la designación del próximo Fiscal. En el enunciado de la nueva iniciativa, que va de reversa, pide que al menos al momento de la implementación legislativa quien ocupe la titularidad de la PGR sea considerado para ocupar el cargo.


“El Procurador General de la República que se encuentre en funciones al momento de expedirse la declaratoria continuará su encargo hasta en tanto el Senado designe al Fiscal, y podrá ser considerado para participar en el referido proceso de designación”. De lo perdido, lo que aparezca. Lo que cuotas y cuates dispongan.


Las democracias son como una fábrica de embutidos: produce salchichas que muchos degustan pero que a otros tantos provocaría náuseas observar su elaboración.


Y la política en México no escapa a la metáfora. Antes de aumentar el desgaste político por empujar la nominación que correspondía legalmente al senador priista con licencia, Los Pinos echó para atrás la pieza en su ajedrez político.


Fiscales, magistrados, consejeros electorales, integrantes de institutos nacionales de competencia, de telecomunicaciones; de instancias diseñadas para ser —autónomas—, independientes de Ejecutivos federal y estatales, son ahora rehenes de los partidos políticos y sus representaciones en los Congresos. Cuotas y cuates. Así va la modernización en la arquitectura institucional mexicana.



 


Este artículo fue publicado en La Razón el 1 de diciembre de 2016, agradecemos a Carlos Urdiales su autorización para publicarlo en nuestra página.

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