Gil lo leyó con los pelos de punto y punta. El priista Juan Manuel Cavazos Balderas se propone reformar los artículos 171 y 172 del Código Penal Federal para castigar con cárcel a quien cometa una infracción, provoque un accidente, un homicidio o daños con su vehículo por textear o hablar por teléfono mientras conduce. Gil lo leyó en su periódico La Razón, la iniciativa propone hasta tres años de cárcel a estos infractores, irresponsables e hirsutos. El dictamen dice: "A quien cometa el delito (que cause algún daño por medio de cualquier vehículo motor por utilizar un equipo de radiocomunicación, salvo que se emplee con tecnología de manos libres), se le impondrá, además de la sanción correspondiente al delito cometido, un castigo de uno a tres años de prisión".
En un gesto no del todo inopinado, Gamés se llevó los dedos índice y pulgar al nacimiento de la nariz y meditó: aquí hay una complejidad: al diputado Cavazos Balderas le parece que alguien que provoca un accidente por utilizar el celular debe pasar de uno a tres años encerrado en la cárcel. Los malos legisladores siempre legislan de más y el exceso les parece cumplimento de su deber. ¿Y el padre de familia? Purga una pena de tres años de condena por textear mientras manejaba: "Hola, llego a comer a las tres", y en un descuido un choque; al tambo dos años; la familia ha caído en desgracia por culpa de ese delincuente, intratable, que usó su celular en el coche. Es que de veras. ¿Dedos de frente del diputado Cavazos Balderas? Ninguno, no tiene frente.
Ahora mal sin bien, si la ley debe endurecerse (¿no les digo?) que así sea: 20 años de prisión a quien conduzca en estado de ebriedad; qué es esa payasada de las 36 horas del Torito; cinco años de prisión a todo aquel que maneje con excesos de fatiga; diez años de cárcel por riña callejera, basta de bravucones. Y así hasta que la ciudad se convierta en una prisión. El diputado Cavazos Balderas, mecachis.
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