El Segundo Informe y la ilusión de que en dos años habrán construido cimientos sólidos

Compartir

Ya se ha conversado mucho en los medios sobre el poco contenido informativo que realmente tuvo el Segundo Informe del presidente López Obrador el pasado 1 de septiembre. Una conclusión que he observado en prácticamente todos los espacios en los que se ha comentado o discutido sobre el tema es que en los hechos fue una especie de “mañanera” más, con planteamientos que más que poder ser considerados como un ejercicio de rendición de cuentas, fueron simplemente reflexiones ideológicas en torno a diversos temas.

Desde luego que hizo un recuento de diversos programas y los supuestos avances que llevan, pero sin realmente aportar datos duros que acrediten que no solo se ha ejecutado determinada cantidad de recursos presupuestales para su instrumentación u operación, sino más importante aún, que acrediten que en efecto lo que se está haciendo ha significado un avance importante frente a lo que había o lo que se buscar corregir o subsanar.

Para ilustrar lo anterior, dos ejemplos concretos que mencionó en su discurso. El programa Internet para Todos, sobre el que presumió que en este 2020 ya hay conectividad en 26 mil 789 localidades y que en 2021 “habrá señal en todo el territorio nacional”. Al respecto conviene recordar que apenas este año se dotó de presupuesto a la nueva empresa “CFE Telecomunicaciones e Internet para Todos”, para la que el Congreso de la Unión aprobó mil 95 millones de pesos, para que empiece a darle forma y conectividad a la red de fibra óptica de la CFE. Llama la atención que en apenas 7 meses, esa empresa que es la cabeza del esfuerzo para llevar conectividad a todo el país, no solo haya conectado esas cerca de 27 mil localidades que presume el presidente, sino que en ellas, sus habitantes puedan conectar sus terminales a la señal que esta empresa les estaría proveyendo. Muy probablemente nos están presumiendo una conectividad que ya existía con base en esfuerzos previos, y que en realidad no son fruto de un esfuerzo que haya hecho a cabalidad la actual administración. Incluso, es sumamente posible que el número de sitios públicos conectados en la actualidad, sea menor al del sexenio anterior.

CIUDAD DE MÉXICO, 01SEPTIEMBRE2020.- Andrés Manuel López Obrador, presidente de México, rindió su segundo informe de gobierno  en las inmediaciones del Patio de Honor de Palacio Nacional. FOTO: GALO CAÑAS /CUARTOSCURO.COM

Ahora, llevar Internet a “todo el territorio nacional” para el próximo año significaría un esfuerzo presupuestal descomunal en un momento en el que el Estado mexicano no cuenta con tales recursos. Hay que recordar que durante meses el presidente se quejó que, con base en información que él tenía, solo había conectividad de Internet en cerca del 25 por ciento del territorio nacional. Hay varias razones para explicar por qué no se puede y no se justifica tener señal en el 100 por ciento del territorio, pero, suponiendo que pretenda lograr su meta para el próximo año, aún con el apoyo de otro proyecto que ya existía gracias a la reforma en materia de telecomunicaciones del sexenio anterior, que es la Red Compartida que opera la empresa Altan, se requiere invertir miles de millones de dólares y desplegar fibra óptica y radio bases en miles de sitios donde hoy no las hay, por lo que es materialmente y humanamente imposible que el próximo año pueda presumir esa supuesta cobertura total. Porque lo que requieren demostrar es que en esos miles de lugares en los que se haya llevado señal por primera vez, la gente se pueda conectar con sus propias terminales de manera eficaz.

Lo mismo puede decirse del programa Sembrando Vida, respecto del que el presidente presumió que no hay un esfuerzo similar en el mundo, pues pretende sembrar mil 100 millones de árboles frutales y maderables. Para dicho programa, el gobierno ha presupuestado 15 mil millones de pesos en 2019 y 28 mil 500 millones en 2020, datos que no mencionó. Pero vale la pena mencionar que según estudios que se han hecho sobre este programa, que entre otros aspectos cuestionan la falta de un seguimiento serio y un bajo porcentaje de supervivencia de los árboles plantados, que se estima que ronda un magro 7%. Así que lejos de presumirlo y comprometerse a sostenerlo todo el sexenio, lo primero a lo que debería comprometerse es a que tal programa sea sometido a una evaluación independiente, que nos diga a los mexicanos si existe una mejor manera para tratar de mejorar el bienestar en determinadas regiones con tal cantidad de recursos.

En el caso de ambos programas, es evidente que el presidente apuesta a la falta de interés de los mexicanos para contrastar lo que afirma contra lo que realmente se ha hecho.

Ya como colofón de su discurso, el presidente afirmó que “sigue en pie el compromiso de terminar de sentar las bases del México del porvenir para el primero diciembre próximo cuando se cumplan dos años de gobierno. A partir de entonces, una vez que se tengan construidos los cimientos sólo quedará la tarea de terminar la obra de transformación y seguir gobernando con rectitud y amor al pueblo para contar siempre con su respaldo”. Escuchar al presidente enfatizar que esa es la visión que guía su programa de gobierno debería preocuparnos profundamente, porque significa que lejos de corregir lo que no se ha hecho bien hasta ahora, el propósito es perpetuar la falta de rigor en la acción de gobierno, por lo menos hasta el 2024. Pensar que lo que su administración ha hecho en estos casi dos años de gobierno son los cimientos de algo duradero debería obligarnos a reflexionar a todos sobre el país que esta administración piensa entregar. Porque si algo se ha hecho con sus cimientos, es en todo caso debilitarlos.

Autor