La última gran jugada de México

Compartir

Fue con Fidel Castro que México hizo su última gran jugada diplomática en la historia contemporánea, el último toque de la exafamada “escuela de Tlatelolco”, en referencia a las artes de otros tiempos de la cancillería, ubicada antes en Tlatelolco.


Nuestra diplomacia no brilla desde que el presidente Carlos Salinas sirvió de puente en las conversaciones La Habana-Washington para resolver la crisis de los balseros, agosto de 1994, cuando Bill Clinton amenazó: “Fidel Castro me hizo perder una reelección (Arkansas 1982); no me hará perder otra”.


La diplomacia mexicana evitó un bloqueo naval de Clinton a la isla, con las consecuencias desastrosas que ello hubiese provocado en la región, pues dos años después Fidel Castro derribó dos avionetas civiles que amenazaban cruzar su espacio aéreo desde Miami. ¡Qué no habría hecho a los buques!


Fidel Castro había abierto las costas para que se fueran a Miami todos los que quisieran, pero Clinton los desviaba a la base de Guantánamo. Inclinado después a resolver la crisis, Fidel Castro escribió a Salinas: “Ojalá usted pueda convencer a nuestro ya casi común amigo…”, en referencia a Clinton.


Salinas lo consiguió y Estados Unidos quedó obligado a otorgar 20 mil visas a cubanos por año y a devolver a Cuba a migrantes interceptados en el mar, no así a los que toquen tierra firme americana. Es la ley de pies secos y pies mojados.


Después de Salinas nuestra diplomacia entró en hibernación con el mundo entero, pero especialmente con Cuba, que es nuestra tercera frontera y se encuentra a sólo 210 kilómetros de Isla Mujeres. El actual Presidente ha movido un par de fichas: él fue a La Habana y Raúl Castro vino a Mérida.


Sin embargo, la jugada diplomática más fuerte de Enrique Peña con Cuba se produjo ayer, al viajar a La Habana a mostrar su pésame personalmente a Raúl Castro por la muerte de Fidel y formar parte del grupo de oradores ante las cenizas del fallecido.


Jugada fuerte porque el mexicano fue de los pocos presidentes del mundo plenamente democrático en asistir, con lo cual demostró que la relación es prioritaria, como debe ser, ya que se trata de una nación vecina y con la cual nos unen lazos más poderosos que cualquier coyuntura.


Estuvo junto a los presidentes vitalicios Nicolás Maduro, Evo Morales, Rafael Correa, Daniel Ortega y Robert Mugabe.


Es de esperar que a un gesto así sigan hechos, al menos en lo económico, en lo cual la relación es pobre: nuestras exportaciones a Cuba son de 372 millones de dólares (sólo el uno por ciento del total) y las importaciones de 14 millones (0.01 por ciento).


Porque si fue sólo para la foto…


Será de poco provecho.



 


Este artículo fue publicado en La Razón el 30 de noviembre de 2016, agradecemos a Rubén Cortés su autorización para publicarlo en nuestra página.

Autor