En 2009 una fotografía lo mostraba al momento de ser fichado en un reclusorio chiapaneco, el de El Amate. Enrique Alonso Plascencia había sido detenido por agentes de la Policía Federal. En compañía de tres presuntos cómplices, internaba en territorio mexicano, según la acusación de PGR, al menos a nueve indocumentados guatemaltecos.
Lo acusaron de violación a la Ley General de Población, operación con recursos de procedencia ilícita y delincuencia organizada.
Siete años más tarde, otra fotografía mostraba a Enrique Alonso Plascencia. Ahora con una camisa de lino blanca, una hoja de papel en la mano y un radiotransmisor prendido al cinturón, pasaba lista a un grupo de agentes del Mando Único de Morelos: se había convenido en alcalde de Tlaquiltenango gracias al apoyo del senador perredista Fidel Demédicis Hidalgo.
Ese día, 18 de enero de 2016, Plascencia no sólo pasaba lista a los agentes del Mando Único: acompañado por un millar de pobladores del municipio había tomado el control de las instalaciones de la policía —que estaban a cargo de la Comisión Estatal de Seguridad—, había pedido al comandante del Mando Único que abandonara el recinto, y había instado a los agentes a que se sumaran a su proyecto, o renunciaran.
Era "el alcalde rebelde de Tlaquiltenango", que se negaba a asumir el modelo propuesto por el gobernador Graco Ramírez; era el alcalde que interponía la primera controversia constitucional ante la Suprema Corte en contra del Mando Único.
Había dicho que en su municipio 100% de la gente rechazaba el esquema propuesto por Ramírez. Había nombrado a Manuel Álvarez Domínguez, un militar retirado, como jefe de la policía municipal.