Los maestros están siendo vistos una vez más como votos. Cada que hay elecciones sucede lo mismo, lo que pasa ahora es que dos de los candidatos ya se echaron a andar tratando de acercarse al magisterio.
Ya les han empezado a ofrecer algo así como el paraíso terrenal para que voten por ellos. Entre que los líderes sindicales están más cerca del poder político que de sus representados, y que los maestros van a jugar una vez más un papel clave en las elecciones, los docentes han sido colocados en la mira.
La vida sindical ha pasado por cambios dramáticos y profundos en los últimos años. Pocos sindicatos han logrado conservar una relación directa, de confianza y de respeto entre sus dirigencias y los trabajadores.
La paradoja es que para que los líderes alcancen los cargos de dirección deben tener a las bases como su definitivo soporte, pero para mantenerse en el poder, en un gran número de casos, lo hacen a través de la relación que establecen con el poder, ya sea empresarial o de gobiernos. Llegan desde abajo, pero para conservarse se relacionan y acuerdan de muchas maneras con los de arriba.
La forma en que llegaron a la dirigencia del SNTE Juan Díaz de la Torre y Elba Esther Gordillo tiene algo de esto con una variante. Uno llegó vía Enrique Peña Nieto, controlando la asamblea del SNTE, y la profesora lo hizo por el mismo mecanismo “gracias” a Carlos Salinas. Fueron las bases las que dieron el aval con la línea que venía desde Los Pinos.
Bajo estos esquemas de organización, y muchas veces también de imposición, no queda claro con quién deben ponerse de acuerdo los candidatos y sobre todo cuál debiera ser la agenda a discutir.
¿Con quién se deben debatir los temas para tener claridad de cómo se debería gobernar ante un eventual triunfo? ¿Tienen las dirigencias del SNTE y la CNTE el termómetro de las preocupaciones del grueso del magisterio, en lo laboral y, muy en particular, en el desarrollo profesional?
¿Se van a sentar los candidatos con las dirigencias sindicales para asegurar votos, sin importar que lo que se discuta, acuerde y ofrezca tenga valor y trascienda para el desarrollo de la educación?
Hacer acuerdos bajo la rentabilidad política no es necesariamente una buena decisión. La fórmula puede ofrecer en el corto plazo aparentes soluciones, pero en el mediano y largo plazo pueden revertirse, al establecerse relaciones bajo estas condiciones todo puede remitirse al estira y afloje, o al muy socorrido juego de vencidas.
¿Qué quieren los candidatos de los maestros? ¿Sabrán de la relevancia que puede tener para la creación de un proyecto educativo moderno —o en su caso una revisión detallada de la Reforma Educativa— el sentarse a debatir y discutir con los maestros y no sólo con las dirigencias sindicales, con las cuales ya han empezado a acordar en lo oscurito?
RESQUICIOS.
Así nos lo dijo ayer Dejan Mihailovic, del ITESM: El triunfo de Vladimir Putin en las elecciones en Rusia fue contundente. Alcanzó más del 70% de los votos con participación cercana también al 70%. El sector de la sociedad que más votó a Putin fue el de los jóvenes de entre 20 y 30 años de edad.
Uno de los motivos de la popularidad de Putin en todo el país radica en que los rusos lo ven como un presidente que los defiende y da la cara ante el mundo; es un “defensor de los intereses del Estado ruso”. La generación de quienes vivieron los tiempos del comunismo también lo respalda, por ello se sienten identificados.
Putin está en vías de convertirse en uno de los mandatarios con más tiempo en el poder en la historia de Rusia, sólo lo va a superar Stalin. Como en todo, ya sabe que tiene que ir pensando el futuro, ya ha de estar visualizando quién será su sucesor en seis años.
Putin ha logrado el control político en el país, la muy dividida oposición sólo llegó al 20%.
Este artículo fue publicado en La Razón el 21 de marzo de 2018, agradecemos a Javier Solórzano su autorización para publicarlo en nuestra página.