De victimario Ricardo Anaya pretende pasar a víctima y, desde ese papel a héroe justiciero, meter a la cárcel al presidente Peña Nieto. Populismo extremo al cuarto para las doce. Hoy, en el tercer debate lo veremos.
Anaya optó por defenderse con una puntada, atacar al Presidente por corrupto. Sin embargo, no dijo en la Ibero, YouTube, ni en Jalisco, por qué caso o casos lo sometería al imperio de la justicia y, si procede, verlo tras las rejas.
Reactivo el panista, escogió otra vez el rollo, la retórica en lugar de probar una de dos, o que el Presidente anda en malos pasos, o que él no. Pero ninguna. El candidato panista ha dejado cuentas pendientes por su arribo a la candidatura del Frente, pero ninguna demostración de sospechas o certezas previas.
Como diputado y líder partidista Anaya nunca habló mal de Peña Nieto, tampoco deslizó sospechas sobre potenciales transas quien hoy se dice blanco de los ataques por prometer futura prisión al actual Presidente, tal como en Brasil, Guatemala o Argentina ocurre. Una puntada.
La otra puntada del candidato presidencial consiste en afirmar que Enrique Peña Nieto y Andrés Manuel López Obrador son socios políticos. La especie de un pacto de impunidad entre ambos personajes es inversamente proporcional, en cuanto a verosimilitud, a la de que amigos de Anaya triangularon dinero e información privilegiada, para financiar su vida y carrera política.
Pacto Peña-AMLO es el mantra con el cual los asesores de Ricardo Anaya pretenden blindarlo, ante la viral exhibición de Juan Barreiro pavoneándose como mecenas del panista queretano para que, en caso de ganar, lleve a sus amigos al cielo de los negocios y la fortuna. Eso dice el video. Nada está probado. Aunque parece pato, grazna como pato y camina como pato…
Si AMLO gana el 1 de julio deberá concentrarse en gobernar con certezas y resultados, por estrategia, no emprenderá una cacería de brujas a tontas y locas. Demasiado esperó para significarse sólo por atrapar peces gordos, no es Fox.
Si Meade no gana, tiene ante sí un horizonte luminoso fuera de la política, con su trayectoria y probidad, organismos privados y públicos de alcance global, pavimentarán su futuro para que elija la vida que diseñe, en México o fuera.
El mañana del PRI es otra cosa, pero de ello se encargarán gobernadores, senadores y diputados. El de Peña Nieto, como el de todos los expresidentes, será discreto.
Si Anaya no gana, deberá afrontar cuentas pendientes dentro del PAN, fuera del PAN, ante la justicia y con su familia política. Caras expectativas ofrecidas a patrocinadores que invierten, no gastan, prestan, no regalan. Desde BCS, Carlos Mendoza Davis, gobernador de extracción panista, habla de la refundación del PAN a partir del 2 de julio.
Un horizonte de cuchillos largos. De ahí sus puntadas.
Este artículo fue publicado en La Razón el 12 de junio de 2018, agradecemos a Carlos Urdiales su autorización para publicarlo en nuestra página.