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Huele a plástico quemado. Hay un tanque alemán de la Primera Guerra Mundial volcado junto a una iglesia. El termómetro marca cero grados y se oyen aplausos cada vez que el sol encuentra un hueco entre unas nubes que no presagian nada bueno. Unos operarios salen de la detallada réplica de una farmacia belga de 1918 cargados con dos grandes radiadores que apuntan a una esbelta mujer tapada de pies a cabeza con un abrigo gris. Es la actriz israelí Gal Gadot, quien no tarda en desprenderse de la prenda para lucir una armadura roja, azul y dorada. “Gracias por venir”, dice a los presentes mientras agarra un escudo con motivos griegos y se reanuda el rodaje de Wonder Woman.

 

La película, que narra el origen de la Mujer Maravilla, se estrena en las pantallas españolas el 23 de junio, pero ya se ha convertido en todo un fenómeno social y cultural a nivel mundial. Es la primera película de superhéroes protagonizada por una mujer que supera la barrera de los 100 millones de dólares en su estreno en Estados Unidos (ya acumula 575 en todo el mundo), ha cosechado excelentes críticas y ha logrado que a las salas de cine acudan más mujeres que hombres, fenómeno potenciado por una inteligente campaña de marketing que ha incluido proyecciones hechas sólo para ellas. También es la primera superproducción superheroíca que tiene como directora a una mujer, Patty Jenkins (Punhiser: War Zone de Lexi Alexander apenas costó 35 millones de dólares). Pero en el momento del rodaje en los londinenses estudios de Leavesden, todo eran dudas alrededor de “esa arriesgada producción de Warner Bros.”, el estudio que buscaba asentar su universo cinematográfico basado en los personajes de DC Comics y ha conseguido “una obra maestra del feminismo subversivo” según The Guardian.

 

Más información en: http://www.elmundo.es/cultura/cine/2017/06/20/59440154e5fdea9a028b4630.html

 

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