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Tlahuelilpan, Hidalgo 

Toponimia

 En náhuatl significa “lugar donde se riegan las tierras”.

Historia

Prehispánica

Antes de la conquista la región estuvo ligada al desarrollo de  la historia de Tollan (Tula) la capital de los toltecas. Al momento de la llegada de los españoles, para fundar la actual población, los otomíes eran el grupo dominante.

Época colonial y el convento

En 1560, los españoles llegan al lugar y fundan el poblado. Han pasado 39 años de la conquista que ocurre el 13 de agosto de 1521 con la rendición de México-Tenochtitlán. Los doce primeros franciscanos llegan a la Nueva España en 1524 y en 1527 al actual estado de Hidalgo cuando se establecen en Tepeapulco. En 1529 inician el trabajo misional en la zona de Tula y Tlahuelilpan. El conjunto se construye entre 1560 y 1570.

Descripción

Es un convento de visita del que existía en Tula. Los frailes en sus recorridos, para hacer el trabajo de evangelización, se quedaban aquí algunos días y luego se movilizaban a otros lugares. Esto al tiempo que atendían a los españoles. Las dimensiones del conjunto, que son pequeñas, se explican por el uso que se le daba al mismo.

Atrio

Está al frente de la iglesia y el convento. Se eleva sobre el nivel del actual del parque central de la ciudad que está frente del conjunto. Al parecer nunca tuvo barda que delimitara el espacio. Y muy probable tampoco cruz atrial.

Capilla abierta

Está en alto a la derecha de la iglesia. Es un arco formado por nueve medallones ovalados labrados con motivos florales. El del centro esta decorado con dos ángeles que sostienen una corona de espinas. El arco se enmarca en un tablero decorado con cinco ángeles. El arco se sostiene en dos columnas labradas. Debajo un arco de piedra que enmarca la ventana del baptisterio que está en el interior de la iglesia.

El estilo es plateresco con elementos de influencia portuguesa y también indígena. Se puede decir que también pertenece al estilo tequitqui que se produce en los primero años de la colonia, donde están muy presentes elementos de la cultura indígena y también su mano de artista. (Ver Anexo I).

Los nueve medallones de la capilla abierta

Iglesia

Exterior

La fachada está constituida por la portada, la ventana del coro enmarcada en piedra y una cruz de piedra en la parte superior. Es muy sencilla. Por como se integran los diversos elementos se pude decir que también son parte de la fachada; la torre de la izquierda, que debe ser de principios del XVII, y la capilla abierta del siglo XVI. Todos forman una clara unidad.

La portada es un arco de medio punto enmarcado en un frontón. El arco está adornado con un siete flores, al parecer son rosas. Y el marco del frontón con 17 flores más pequeñas. Tienen alguna semejanza con la representación de flores que se hicieron en el México Prehispánico. En cada una de las jambas que sostiene el arco hay dos flores. El estilo es plateresco y también se podría decir que tequitqui. 

Interior

Tiene solo una nave. El techo es de vigas de madera con alguna influencia mudéjar. El presbiterio se separa de la nave por un arco triunfal de piedra enmarcado en un frontón. Las jambas están labradas. El altar es neoclásico del finales del siglo XIX.

Viguería de madera y frisos policromados

En los muros de la nave central se conservan tres cuadros: la Virgen de Covadonga de 1614; el Señor Crucificado de 1711, y Nuestra Señora de Guadalupe de 1729. Se atribuyen a Miguel Herrera; Arellano y a Rodríguez Juárez.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

En la iglesia está al bautisterio al que se ingresa a través de un arco de piedra del siglo XVI. Está labrado. Adentro hay dos pilas bautismales. Pienso que una es del siglo XVI. Aquí también hay murales.

Murales en la iglesia 

La parte superior de ambos lados de la nave central están decorados con frisos policromados del siglo XVI sobre el tema de la pasión de Jesús. Van, como se puede ver, a lo largo de toda la nave. Son escenas enmarcadas en óvalos. Cada friso comprende cuatro escenas, por lo que la lectura completa corresponde a los ocho medallones que conforman la obra. La lectura de las imágenes se hace de izquierda a derecha viendo hacia el presbiterio. Se inicia en el friso norte y concluye en el friso sur.

 

 

 

 

 

 

 

 

El estudio de la iconografía plantea que las imágenes están relacionadas con la Pasión de Jesús y éstas representan:

  1. La Oración del huerto.
  2. El Prendimiento de Jesús/ La traición de Judas/ Jesús es delatado por Judas.
  3. Juicio de Cristo ante el procurador romano (Caifás / Pilato / Herodes).
  4. La Flagelación / Cristo escarnecido / Cristo de la columna.
  5. Cristo de la meditación / Coronación de espinas / Señor de los Dolores.
  6. Ecce Homo / Rey de burlas.
  7. Camino al Calvario / El Cirineo ayuda a Jesús / Una de las tres caídas.
  8. Preparación para la Crucifixión.

 

También hay murales en el baptisterio. Están en mal estado y es difícil distinguir las escenas. Me quedo con la duda, ante el daño de los murales, de la posibilidad de restaurarlos. En el claustro no hay murales. 

Murales en el bautisterio

Al final de estas notas se ofrece una síntesis del artículo: La pintura mural del Exconvento de Tahuelilpan, la relación con el espacio arquitectónico y su significado, Amaranta González Hurtado y Sergio Sandoval Arias, Escuela Nacional de Conservación, Restauración y Museografía “Manuel del Castillo Negrete”, Memorias 2o Foro Académico 2009 (Ver Anexo II). Es un estudio amplio sobre estos murales que por la altura en la que están es imposible distinguir con claridad las escenas.

Convento

El claustro es un rectángulo de seis arcos en cada una de las líneas horizontales y tres en cada una de las verticales. Las columnas de los primeros arcos son de dos tipos; unas lisas con fustes también lisos y capiteles con imágenes y otros con columnas de cuatro lados. Los arcos tienen trabajo dentro y fuera del mismo. Las columnas de los segundos son estriadas con fustes lisos y capiteles con imágenes. Los arcos son en espiral y tienen trabajo dentro y fuera de los mismos, como se ve en la fotografía.

Claustro y capitel

Las proporciones del claustro, que son muy humanas, lo hacen muy bello y también la calidad del trabajo de las columnas y los arcos. En medio del claustro está el brocal del pozo.

Puerta de entrada al claustro desde el atrio. El estilo del marco es medieval

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Otra puerta de entrada, desde el atrio, a una parte de las dependencias del claustro. El estilo del marco es medieval

 

Comentario

Vista del parque desde el atrio

En 1974 fue la primera vez que visité el conjunto conventual. Lo hice en uno de los paseos de la comunidad de los jesuitas que trabajábamos en el proyecto de Fomento Cultural y Educativo en la colonia Ajusco, después del cierre del Instituto Patria. Fue amor a primera vista. En 1979-1980 viví en Tlahuelilpan y en Progreso, Hidalgo. En ese tiempo un equipo de laicos y jesuitas creamos la Cooperativa Hidalgo. En esos años visité varias veces el convento. Y lo he seguido haciendo.

En la visita de mayo de 2018 es cuando el convento y la iglesia han estado mejor. Hace poco más de un año que fueron restaurados. El trabajo es muy bueno. Esta vez, con Sybill,e pude gozar de este espacio que siempre me hace sentir bien. Las proporciones son muy humanas y acogedoras. La capilla abierta es muy bella. Se trata de una obra original y única de la arquitectura del siglo XVI.

Ahora, más que ninguna vez, disfruté de la vista. Esa estupenda combinación del estilo plateresco, el tequitqui y el mudéjar. El claustro después de la restauración quedó espectacular. Pude ver con cuidado el trabajo de las columnas y los arcos. Son de una gran calidad. También ahora, como en ninguna otra ocasión, vi los murales, que también han sido restaurados. El conjunto es una joya de la arquitectura del siglo XVI en todo el continente.

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Hay una cafetería ubicada en una parte del convento que da a la calle. Debería tener mesas en el atrio o en una esquina del parque. Fue una experiencia muy linda.

 Visitas

 1974; 1979; 1980; 2018 (mayo con Sybille).

 Fuentes consultadas

 – Kubler, George, Arquitectura Mexicana del Siglo XVI, FCE, 1a edición en español, México 1983.

– Toussaint, Manuel, Arte Colonial en México, Universidad Nacional Autónoma de México- I.I.E, 4a edición, México 1983 (1a ed. 1948).

– Toussaint, Manuel, Pintura Colonial en México, Universidad Nacional Autónoma de México – I.I.E, 1a edición, México 1965.

– González, Amaranta y Sergio Sandoval, La pintura mural del Exconvento de Tahuelilpan, la relación con el espacio arquitectónico y su significado, Escuela Nacional de Conservación, Restauración y Museografía “Manuel del Castillo Negrete”, Memorias 2o Foro Académico 2009.

Anexo 1

El estilo del arte tequitqui

El estilo de arte tequitqui es un término que fue creado por José Moreno Villa en su texto Lo mexicano en las artes (1949). De él dice que: “Es el producto mestizo que aparece en América al interpretar los indígenas las imágenes de una religión importada (…) está sujeto a la superstición indígena. Es una extraña mezcla de estilos pertenecientes a tres épocas: románica, gótica y renacimiento. Es anacrónico, parece haber nacido fuera de tiempo, debido a que el indio adoctrinado por los frailes o los maestros venidos de Europa, recibía como modelos estampas, dibujos, marfiles, ricas telas bordadas, breviarios, cruces, y mil objetos menores. No todos ellos obedecían a un mismo estilo y a una misma época”

La palabra náhuatl tequitqui significa “tributario”. El concepto sería, entonces, el de arte tributario. Es un estilo que se origina en la fusión de elementos del arte europeo (románico, gótico y renacentista) con los propios del arte indígena. Y también es una recreación que los artistas indígenas hacen del arte europeo. Constantino Reyes-Valerio llamó a éste, arte indocristiano.

Anexo II

Síntesis del artículo:

González, Amaranta y Sergio Sandoval, La pintura mural del Exconvento de Tahuelilpan, la relación con el espacio arquitectónico y su significado, Escuela Nacional de Conservación, Restauración y Museografía “Manuel del Castillo Negrete”, Memorias 2o Foro Académico 2009.

En la nave del templo de san Francisco se encuentran dos frisos policromados, pintados sobre el enlucido. Se ubican  en muros laterales en su parte superior. Son escenas circunscritas en óvalos. Los temas que se desarrollan se encuentran relacionados. Se leen o ven de izquierda a derecha viendo hacia el presbiterio, iniciando en el friso norte y concluyendo en el friso sur. Cada friso comprende un total de cuatro escenas, por lo que la lectura completa corresponde a los ocho medallones que conforman la obra.

La temática central es alusiva al discurso religioso de la Pasión de Jesús. Van de la oración en el huerto hasta la preparación para la crucifixión. Los sucesos siguen un orden histórico. Entre los medallones hay elementos decorativos con imágenes de animales imaginarios, querubines y plantas. La composición es compleja y puramente decorativa, con características propias del arte medieval y renacentista que trajeron los europeos.

Las imágenes contenidas en los ocho medallones son:

1. La Oración del huerto;

2. El Prendimiento de Jesús/ La traición de Judas/ Jesús es delatado por Judas;

3. Juicio de Cristo ante el procurador romano (Caifás / Pilato / Herodes);

4. La Flagelación / Cristo escarnecido / Cristo de la columna;

5. Cristo de la meditación / Coronación de espinas / Señor de los Dolores;

6. Ecce Homo / Rey de burlas;

7. Camino al Calvario / El Cirineo ayuda a Jesús / Una de las tres caídas;

8. Preparación para la Crucifixión.

Las imágenes son difíciles de ver para un fiel que está en la iglesia. ¿Cuál es, entonces, la intención de la obra? Los investigadores propusieron como hipótesis que las pinturas de los frisos de la nave tenían como fin ser vistas desde el coro que es el único ángulo de la iglesia desde el cual es posible distinguir la imágenes y su mensaje. Su trabajo prueba que así es.

Para los misioneros, para los franciscanos en lo particular, plantean los investigadores, era fundamental el uso de las imágenes y de la música. En el marco de su estrategia evangelizadora en las comunidades preparaban a un par de hombres que en su ausencia se hicieran responsables de los servicios religiosos que incluían los cantos. En todas las poblaciones con iglesia había por lo menos una media docena de cantores.

En la obra misional los integrantes del coro tenían una gran importancia en las celebraciones litúrgicas.

Esto nos lleva a pensar, dicen los investigadores, que la ubicación de frisos en lo alto de la nave, de tan grande detalle y minucioso discurso iconográfico, era deliberada. Las pinturas, al parecer fueron focalizadas para ser vistas desde el coro.

El tema es la Pasión de Jesús, que inspira el seguimiento de los cristianos. A él hay que imitar. Esa historia inspira y motiva a los fieles y de manera particular a los laicos que cumplen ciertas funciones en el trabajo evangelizador.

Desde el coro la vista es otra. Las pinturas en las paredes parecen adquirir su verdadera importancia. La luz las ilumina. La penumbra del coro se va difuminando hacia el altar y las formas se vuelven más notorias y monumentales. Es entonces cuando uno puede contemplar las imágenes, se puede leer lo que queda de ellas,

dicen quienes trabajaron en la restauración de las pinturas.

La recreación tridimensional del espacio en la computadora

fue de gran ayuda para corroborar las ideas que habían sido planteadas de manera hipotética, respecto a las incógnitas relativas a su altura y a la dificultad del espectador asistente para ver con claridad el nivel de detalle con que fue concebida la obra.

El artículo concluye:

Esta es la primera vez que se plantea que el papel de la pintura en los frisos al interior de la nave del templo, fuera diseñada ex-profeso para que se “leyeran” desde el coro, con la finalidad de que sus integrantes contaran con este espacio visual que fuera un recordatorio de la Pasión.

Twitter: @RubenAguilar

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