El colapso de ocho de sus puentes de interconexión entre edificios, daños estructurales a dos edificaciones y la inhabilitación de más de la mitad del campus del Tecnológico de Monterrey Ciudad de México, son el saldo de los daños derivados del sismo del 19-S, pese a que todas las estructuras fueron construidas con reglas posteriores al terremoto de 1985.
A poco más de un mes del sismo del 19 de septiembre que provocó el cierre del campus, las razones del colapso no han sido establecidas ni dadas a conocer. Para Eduardo Angulo, investigador del Instituto de Ingeniería de la UNAM, “un diseño adecuado de los puentes hubiera evitado el derrumbe o, en todo caso, sólo habría dejado daños menores”. La realidad es que el diseño falló, asegura, y las instalaciones siguen fuera de servicio.
De los 14 edificios del campus, los dos que tienen daños estructurales y posiblemente serán demolidos fueron edificados a inicios de 1990; otros 10 presentan afectaciones menos graves, desde vidrios rotos, grietas y plafones fuera de lugar; mientras que tres más resultaron intactos: el Centro de Desarrollo Tecnológico (CEDETEC) construido durante el gobierno de Vicente Fox; el Centro de Innovación Educativa Ejecutiva (CIIE), inaugurado en 2014; y el estacionamiento que data de 1993.
Mientras tanto, las familias continúan pagando colegiaturas de casi 20 mil pesos para que sus hijos tomen clases mediante presentaciones y cátedras en línea, si bien la universidad, conocida como ‘Tec de Monterrey’, ofreció un descuento que va del 10 al 30%, el cual es opcional para los miembros de la comunidad.
Si se acepta el descuento, el mensaje que llega a las cuentas de los estudiantes es que sus cuotas “serán invertidas en la reconstrucción de los espacios”, lo que lleva a una pregunta obvia: si el Tec de Monterrey contaba con un seguro ante situaciones de desastre naturales como los sismos.
“De toda mi familia, el que menos me preocupaba era mi hijo, pues estaba en el Tec y por lo que pagas esperas que sea un lugar donde no pase nada. Cuando escuché que los puentes se habían caído no podía creerlo”, relata a El Universal la madre de uno de los alumnos.
Apenas el 2 de agosto de 2017, 47 días antes del temblor, la universidad recibió por parte de la delegación Tlalpan una “Constancia de Seguridad Estructural”. La responsiva está firmada por el ingeniero civil Alejandro Diego González del Pliego Olivares. Además, en 2014, el área de Planta Física y Seguridad de la institución aseguró que el ‘Tec’ era capaz de soportar sismos de hasta 8.1 grados Richter, pero el temblor de 7.1 puso en entredicho esa aseveración.
Para los alumnos irse ahora del Tec no es una opción, sobre todo los que están cerca de concluir sus estudios dadas las consecuentes dificultades de revalidación académica; una salida diferente es ir a otro campus del Tec, como el del estado de México, pero “imagínate levantarte todos los días a las cuatro de la mañana para ir hasta Lago de Guadalupe. No se vale que desgasten así a las familias y alumnos mientras el Tec no hace nada”, asegura una madre.
De ese modo, la única opción restante es quedarse bajo el modelo “híbrido flexible” (clases en línea y presenciales). Estas últimas se llevarían a cabo en espacios prestados por otras universidades y después en aulas prefabricadas, pero son pocos los que han logrado tener una clase así.
“El comunicado en donde nos decían que en tres semanas estarían las aulas prefabricadas nos dio tranquilidad, pero jamás sospechamos que tardarían más. Hasta el momento todas mis clases han sido por computadora”, explica otro estudiante.
Tal vez el modelo híbrido funcione para salvar el semestre, pero no es óptimo y no cumple con los exigentes estándares de calidad por los que se paga, y mucho, para estudiar en el Tec de Monterrey.
El comunicado oficial más reciente se emitió el 19 de octubre. El Vicepresidente de la región CDMX, Rashid Abella, dijo que los peritajes todavía no estaban listos y pedía paciencia y confianza a una comunidad que, de la noche a la mañana tuvo que enfrentar una realidad distinta: hasta 2018 pagarán una colegiatura de universidad de primer mundo, que no estaba construida conforme a las máximas condiciones de seguridad.
(Con información de El Universal)
aml