El #MeToo es una extraordinaria iniciativa para visibilizar la impunidad sobre el acoso y la violencia a la mujer; en etcétera celebramos e incluso alentamos a que el tema esté presente con el mayor relieve posible en los medios y asiduamente.
Un elemento clave esta iniciativa es que nos sitúa de lado de las víctimas, porque se trata de inhibir esas prácticas y, en lo posible, castigarlas conforme a la ley. Junto con ello debemos tener cuidado para deslindar bien entre lo que significa relieve mediático y tribunal mediático que acuse e incluso concluya un veredicto. Creer en lo que señale la víctima no debe ser un acto de fe sino la disposición de estar de su lado y conocer su experiencia y, entre ésta, las pruebas de los hechos: la creencia a ciegas de una acusación no sólo podría lastimar el derecho a la presunción de inocencia sino incluso banalizar la iniciativa y, en el peor de los casos, ser cómplice de la impunidad.
Los medios no deberían ignorar este fenómeno social en México, de inequidad de género y violencia, y simultáneamente no pueden arengar a la generación de un tribunal que no incorpore contextos, omita matices y condene sin más pruebas que el “yo le creo a la víctima”. Esperamos que poco a poco tome forma este iniciativa y se convierta en una plataforma más seria para denunciar y documentar actos que pretenden el denuesto sistemático de la mujer.