A partir del 10 de enero, más de 40 países podrían romper relaciones diplomáticas con Venezuela cuando Nicolás Maduro asuma un nuevo periodo presidencial.
De acuerdo con un reporte del diario estadounidense El Nuevo Herald, la mayoría de los miembros del Grupo Lima y los 28 miembros de la Unión Europea podrían cortar o reducir drásticamente sus relaciones diplomáticas con Venezuela.
Cabe recordar que el pasado 20 de mayo, Nicolás Maduro logró la reelección presidencial en una jornada electoral con 54% de abstención. En las elecciones no participó la oposición tras denunciar que no había condiciones para que se celebrara un proceso justo y limpio.
Tras cerrarse las casillas, diferentes gobiernos, incluido el de México, desconocieron los resultados y aunque las relaciones de la mayoría han continuado hasta la fecha (Estados Unidos y la Unión Europea mantienen sanciones), todo podría cambiar en cuestión de días.
Uno de los países que rompería relaciones es Colombia. Hace pocos días, en entrevista con el diario El Tiempo, el presidente Iván Duque declaró que “no vamos a hacer la pantomima de seguir manteniendo relaciones diplomáticas” con Venezuela después del 10 de enero.
Lo mismo apuntó el presidente chileno Sebastián Piñera, al señalar que, dado que la mayoría de los 14 países latinoamericanos que conforman el llamado Grupo de Lima no reconocieron los resultados de las elecciones del 20 de mayo, “no reconocemos al presidente que surge de esa elección, y por tanto no vamos a reconocer a Maduro como presidente de Venezuela”.
Asimismo, líderes opositores afirman que se espera que al menos 46 países, entre ellos los del Grupo Lima y los 28 de la Unión Europea, hagan lo propio.
Sin embargo, según la nota del reportero Andrés Oppenheimer, no está claro si las relaciones se cortarán de tajo, ya que incluso Colombia y Chile comentaron que pese a la ruptura, mantendrán consulados y otras misiones diplomáticas en el país bolivariano.
Con el cambio de gobierno en México, también cambian las relaciones diplomáticas con el régimen de Nicolás Maduro. Aunque la administración de Enrique Peña Nieto desconoció los resultados de las elecciones de mayo, el próximo presidente, Andrés Manuel López Obrador, reiteró esta misma semana que mantendrán una relación “amistosa” con todos los países.
El pasado martes, en entrevista con Ciro Gómez Leyva en Imagen Televisión, rechazó dirigirse a él como un dictador. “La política nuestra, es una política de respeto a los gobiernos y a los pueblos del mundo. Una política de neutralidad de autodeterminación de los pueblos, de no intervención y de cooperación para el desarrollo”, sostuvo.
De hecho, más de un militante de Morena, como la presidenta del partido Yeidckol Polevsky, ha mostrado su afinidad por los chavistas.
En ese sentido, y ante la inminente llegada de Nicolás Maduro al país, a la toma de posesión de López Obrador, ayer, el magistrado del Tribunal Supremo de Venezuela, Rommel Rafael Gil Pino, entregó un escrito a la Procuraduría General de la República, donde se solicita la detención del presidente venezolano si llega a pisar suelo mexicano.
El magistrado en exilio informó a las autoridades mexicanas que Maduro fue sentenciado el pasado 29 de octubre a 18 años y tres meses de prisión por los delitos de corrupción y legitimación de capitales, además de ser sujeto a una multa de 25 millones de pesos, por presuntamente recibir sobornos de la constructora brasileña Odebrecht.
La sentencia, sin embargo, no tiene efectos jurídicos en territorio venezolano y, por ende, en países amigos, dado que fue dictada por los 25 magistrados que en 2017 huyeron de Venezuela y constituyeron en Bogotá un Tribunal Supremo, a través del cual continuaron con el procedimiento contra Maduro.
En todo caso, la sentencia debería ser impuesta por el Tribunal supremo de Venezuela, mismo que está controlado por el chavismo.