El Buró Federal de Investigaciones (FBI, por su sigla en inglés) y la Agencia Central de Inteligencia (CIA, por sus siglas en inglés) adelantan una serie de investigaciones para determinar quién filtró a WikiLeaks los más de ocho mil documentos sobre el presunto espionaje masivo que los agentes de la CIA realizan a través de un poderoso virus capaz de instalarse en los equipos de Apple, Samsung, entre otros con el fin de robar información.
El portavoz de la Casa Blanca, Sean Spicer, afirmó el pasado miércoles en una rueda de prensa que el gobierno del presidente Donald Trump actuará con firmeza frente a las filtraciones.
"Cualquiera que haya filtrado información confidencial será considerado responsable legal en el mayor grado. Iremos tras las personas que filtraron la información confidencial. Los perseguiremos todo lo que permita la ley", dijo, tras afirmar que el mandatario está muy preocupado por los documentos que salieron a la luz pública.
Por su parte, la CIA, que no se ha referido sobre la veracidad de la información filtrada, considera que el australiano no es ningún ejemplo "de verdad e integridad": "A pesar de los esfuerzos de Assange y los de su clase, la CIA continúa recolectando sin descanso información de inteligencia en el extranjero para proteger a Estados Unidos de terroristas, naciones hostiles y otros adversarios", afirmó en un breve comunicado la portavoz de la CIA, Heather Fritz Horniak.
Renglones después, la portavoz aseguró que las acciones de Assange ponen en peligro a los ciudadanos estadounidenses: "Tales filtraciones no solo ponen en peligro a personas estadounidense y operaciones, sino que otorga a adversarios herramientas e información que nos puede hacer daño".
WikiLeaks obtuvo los más de ochos mil documentos de una persona que tuvo acceso a ellos cuando la CIA perdió el control informático sobre los mismos, según señala su página web.
cdr