Vive desde hace 8 años en Suiza y apenas habla con los medios, pero cuando lo hace no deja indiferente a nadie. A sus 70 años Paulo Coelho saca nueva novela , ‘Hippie’, y deja claro que no le han regalado nada: «Siempre he pagado un precio por todo lo que he hecho. Por ejemplo, esta entrevista». Por Virginia Drake/ Fotografía: Antón Goiri
Hippie es la vigésima novela de Paulo Coelho, publicada en España de la mano de la editorial Planeta. Para hablar de su último libro, el autor nos recibió al atardecer en su magnífica casa suiza, en la que ha fijado su residencia hace ocho años, al pie del lago Lehman, con espléndidas vistas a Los Alpes, en pleno corazón de Ginebra. Acompañados de su mujer, la artista plástica Christina Oiticica, y asistidos por un atento mayordomo, impecablemente trajeado, comenzamos nuestra conversación, agasajados por infinidad de variados y delicados dulces.
“Ser ‘hippie’ es una forma de mirar la vida. ¡Puedes serlo viviendo como yo en Suiza! El dinero, en mi caso, es una abstracción”
Entrevistar a Paulo Coelho a menudo implica cierto riesgo: es acogedor, elocuente y excéntrico, pero nunca sabes con él cómo terminará la tarde. La tensión no se hace esperar, el escritor se divierte. O no.
XLSemanal. ¿Qué le ha hecho escribir su biografía más hippie?
Paulo Coelho. Creo que el mundo va hacia un fundamentalismo terrible. Antes éramos libres y ahora todo está prohibido y obligado. Nos prohíben fumar, nos obligan a comer de tal manera, incluso espiritualmente cada uno cree en su dios y no acepta el de los otros, sin darse cuenta de que todo va hacia la misma luz.
XL. ¿Hay en esta novela un punto de nostalgia que lo lleva a recordar su época más feliz?
P.C. No, yo sigo siendo feliz. ¿Qué es la felicidad? La felicidad es el momento presente: aquí y ahora.
XL. No para todo el mundo.
P.C. Para mí, sí. El pasado fue muy feliz y sigo siendo feliz cada segundo de mi vida.
XL. Pero ha vivido etapas complicadas: la prisión, los psiquiátricos, las sectas satánicas…
P.C. Ha habido momentos trágicos, sí, y pagué por hacer siempre lo que me daba la gana. Nada es gratis, pero nunca dudé en pagar el precio.
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