El fallecimiento de Brian Jones en 1969 caló profundo en la historia de The Rolling Stones y sus miembros.
Recién iniciado el 3 de julio, el ex guitarrista de sus majestades satánicas fue encontrado inmóvil en el fondo de su piscina en Cotchford Farm y, si bien su novia, Anna Wohlin, estaba convencida de que estaba vivo cuando lo sacaron de la pileta e insistió en que todavía tenía pulso, los médicos que acudieron a la escena lo declararon muerto al llegar al hospital.
El informe forense del episodio indicó que se trató de un ahogamiento, pero luego se caratuló como “muerte por accidente” y se señaló que el hígado y el corazón del músico estaban muy agrandados por el uso desmedido de drogas y alcohol en el que Jones cayó.
Ante el hecho, Mick Jagger decidió escribirle una canción a su amigo reflexionando sobre los tiempos más simples antes de que Jones comenzaba a desvanecerse. El resultado fue la magnífica y desgarradora “Shine a Light“, tema que el frontman ya había empezado a crear a principios de 1968, cuando Brian todavía era miembro de los Stones.
Originalmente titulado “Get a Line on You”, el track manifestaba la creciente adicción a las drogas de Jones y su posterior desapego del resto de la banda, situación que se produjo, además de por sus mencionadas adicciones, por sus conflictos creativos con Keith Richards, y las tensiones entre ambos como consecuencia de un cortejo del legendario violero a la prometida de Brian, Anita Pallenberg, en 1967.
Después de la muerte de Jones en 1969, la canción resurgió y mientras la banda intentaba canalizar su dolor en su música, decidieron volver a meter manos en ella como un homenaje a su amigo caído. Luego, en 1970, Jagger y compañía inmortalizaron una versión revisada del tema con el nuevo nombre de “Shine a Light”. Finalmente, los Stones regresaron al estudio una vez más para crear la tercera y última grabación del track en los Olympic Sound Studios de Londres en diciembre de 1971, que luego aparecería en Exile on Main St.
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