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La muerte de Fidel Castro a los 90 años es el final de una era. Se ha dicho ya casi todo sobre el líder cubano, uno de los políticos más influyentes del siglo XX y casi uno de los últimos supervivientes de la Guerra Fría. Pero no se ha hablado tanto de su pasión por el cine. Aparte de ser el actor fetiche -sin quererlo- del director estadounidense Oliver Stone, casi no se conoce, entre otras, su faceta de aspirante a actor en Hollywood y su labor en la creación del Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos (ICAIC) y de la Escuela Internacional de Cine y Televisión (EICT) en San Antonio de los Baños.


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