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Un hombre desarmado huye en un burrito.

 

Es un día de 1835. El primer presidente civil de Venezuela: José María Vargas, escapa en un burro mientras un grupo de militares intenta tomar el poder.

 

Ese sería el día en que, glosando a Vargas Llosa, podríamos decir que se jodió Venezuela. Desde ese momento, salvo el paréntesis que va desde 1958 hasta 1998, el país ha sido un cuartel dirigido con mano firme por hombres de armas.

 

Toda “gesta heroica” requiere su relato épico. El chavismo construyó el suyo; un relato lleno de flecos y omisiones. Dentro de esa narración la parroquia de El Valle tiene lugar protagónico. Zona popular, allí se vivieron innumerables saqueos y una violentísima represión del ejército durante la rebelión popular del Caracazo en el año 89.

 

Más información en: elpais.com

 

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