Cuando la gente comenzó a decir que Donald Trump se postularía para presidente, Sarah pensó que era una broma y no algo que debía tomar con seriedad. Pero el 8 de noviembre pasado, dice, "ocurrió lo impensable": Trump ganó las elecciones en Estados Unidos.
Sarah, quien pidió que no usáramos su apellido por temores de seguridad, de inmediato llamó a su esposo, que estaba fuera del país en un viaje de negocios.
Le dijo: "Se acabó. Me quiero ir. Y no estoy bromeando". La respuesta de su esposo fue: "Lo sé. Nos podemos ir".
Así, este mes Sarah, de 43 años, su esposo de 45 y sus niñas se despedirán de su pequeña ciudad en el centro-oeste del país, donde han vivido durante tres años y medio, y cambiarán Estados Unidos por un país a miles de kilómetros de distancia.
Y no tienen planes de regresar.
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