El Colectivo de Actores y Actrices Negros denuncia la “invisibilización” y la “falta de ética del teatro”
“Los actores negros no pueden conformarse con papeles folklóricos o con un Othello, tienen que aspirar a un Hamlet”, reivindica el director David Selvas
“Belize es un hombre negro abiertamente gay a quien le gusta el travestismo (vestirse de mujer) y que también trabaja como enfermero… es extremadamente liberal en su política”. Así describe Tony Kushner a uno de los personajes principales de Ángeles de América, el enfermero que se hace cargo de Roy M. Cohn, el abogado ultraconservador que fue la mano derecha del senador McCarthy, de Nixon y de Reagan, homosexual no confeso, con una doble vida y que acabó muriendo de SIDA en 1986 (aunque él decía que era una enfermedad del hígado). Pues Belize, negro y gay travesti, atiende a Roy Cohn, que va en silla de ruedas. Sin embargo, en la versión que se estrenó el jueves pasado en el Teatre Lliure, Belize es interpretado por un actor blanco, Quim Àvila. Y el Colectivo de Actores y Actrices Negros de Barcelona denuncia “el blanqueamiento” del personaje y la “invisibilización” racial en un vídeo que ya se ha hecho viral.
En su carta abierta publicada en YouTube, el colectivo de actores lamenta la “falta de responsabilidad ética” del Teatre Lliure, que no tiene en la plantilla de su Kompanyia Jove a ningún actor no caucásico. “Los actores y actrices no blancos difícilmente tenemos espacio en las ficciones si no son para estos papeles [de minorías étnicas], en los que ponen específicamente que el actor o actriz debe ser negro, gitano, moro…”, critican en su manifiesto. Y ese es el debate de fondo que el director de la obra, David Selvas, ha querido poner de manifiesto con su montaje. “Sabíamos que habría polémica, aunque quizás no tanta. Pero está bien que suceda para reflexionar por qué una compañía de un teatro público, en el año 2018, no tiene a ningún actor racializado”, apunta Selvas.
El director nunca ha querido invisibilizar al colectivo, más bien ha puesto en evidencia esa carencia. En su puesta en escena, cuando aparece el actor Quim Àvila como Belize, se expone al público la falta de intérpretes afroamericanos: “En la Kompanyia no hay ningún actor negro. El teatro tiene que ser un reflejo de la sociedad. Trabajaremos para que esto no vuelva a pasar”. Y se hace sobre una pantalla de siete por cinco metros.
Cuando a Quim Ávila le ofrecieron el papel de Belize expresó su incomodidad por interpretar a un personaje negro. “Me propuso hacer un casting y le dije que lo haría pero que escogería al actor que mejor pudiera interpretar al personaje, fuera blanco, negro o pakistaní”, explica Selvas, que desde el principio tuvo claro que pondría el foco en la falta de un intérprete de color en la compañía.
“Tengo una hija negra. Y soy muy consciente del racismo que aún tenemos en esta sociedad. Es curioso pero en la rueda de prensa y en todas las entrevistas que me han hecho, ningún periodista (que, por cierto, todos eran blancos), me ha preguntado por qué un actor blanco hacía el papel de un negro. A veces llevamos el racismo dentro sin darnos cuenta. Y los actores negros no pueden conformarse con papeles folklóricos o con un Othello, porque el resto será para los blancos. Tienen que aspirar a un Hamlet o una Ophelia”, reivindica Selvas.
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