“Muy alarmados de conocer que Samar Badawi, la hermana de Raif Badawi, ha sido encarcelada en Arabia Saudita. Canadá se mantiene unida a la familia Badawi en este difícil momento, y continuamos firmemente pidiendo la liberación tanto de Raif como de Samar Badawi”.
Ese fue el mensaje que la ministra de Relaciones Exteriores de Canadá, Chrystia Freeland, publicó en su cuenta de Twitter, el jueves 2 de agosto, en referencia a la detención aparentemente arbitraria la semana pasada de una defensora de los derechos de la mujer y otros activistas, incluyendo un bloguero encarcelado desde 2015.
Very alarmed to learn that Samar Badawi, Raif Badawi’s sister, has been imprisoned in Saudi Arabia. Canada stands together with the Badawi family in this difficult time, and we continue to strongly call for the release of both Raif and Samar Badawi.
— Chrystia Freeland (@cafreeland) August 2, 2018
En lo que a críticas públicas respecta, el mensaje no es mayor cosa. El historial de derechos humanos y el trato a las mujeres del gobierno en Riad es rutinariamente objeto de denuncias internacionales a las que las autoridades en ese país igualmente les hacen caso omiso.
Pero esta vez no. La Cancillería de Arabia Saudita reaccionó rápida y airadamente tildando la crítica de “una afrenta al reino que requiere de una fuerte respuesta para evitar que cualquier parte intente interferir en la soberanía saudita”.
La respuesta no se hizo esperar.
El domingo, Arabia Saudita le dio 24 horas al embajador de Canadá para salir de Riad, retiró a su propio embajador en Ottawa y congeló todo nuevo comercio e inversiones.
También frenó las becas de unos 15.000 estudiantes universitarios sauditas en Canadá y declaró que ha empezado la reubicación a unos 7.000 y sus familias a otros países, principalmente Estados Unidos y Reino Unido.
Un día después, la aerolínea nacional Saudi Arabian Airlines anunció la suspensión de sus vuelos a Toronto a partir del 13 de agosto. En un comunicado, la aerolínea dijo que no va a programar más vuelos desde y hacia la ciudad canadiense añadiendo que los pasajes cancelados estarían exentos de restricciones de canjes o tarifas adicionales.
Efectos de las sanciones
El comercio bilateral entre los dos países no es sustancial, ronda alrededor de los US$3.000 millones, además de la cooperación en materia de seguridad y defensa, que tampoco es muy grande.
Sin embargo, hay un contrato militar de US$15.000 millones para la venta de vehículos blindados de Canadá a Arabia Saudita, el acuerdo de producción más grande en la historia canadiense que garantiza por lo menos 3.000 empleos de alto calibre.
El contrato fue acordado en 2014, pero no fue ratificado hasta la llegada al poder del primer ministro liberal Justin Trudeau en 2015, que actuó en contra de las críticas de varios sectores por la venta de armamento a un país autoritario con una cuestionable política de derechos humanos.
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