Las autoridades sanitarias de todo el mundo han detectado en las últimas semanas centenares de casos de problemas en el corazón, normalmente leves, en personas que acababan de recibir la vacuna de Pfizer o la de Moderna, ambas con ingredientes similares. Es un presumible efecto secundario extremadamente infrecuente —Estados Unidos ha registrado poco más de 1.200 casos tras administrar unos 300 millones de dosis—, pero se concentra en los hombres menores de 30 años tras recibir el segundo pinchazo. El trastorno más observado es la miocarditis, la inflamación del músculo cardiaco, a veces asociada a pericarditis, la inflamación de la membrana que rodea al corazón.
Los jóvenes, todavía sin vacunar y muchos de ellos desbocados tras un año y medio de sacrificios, se han convertido en el motor de la pandemia en países como España, con una incidencia acumulada de 814 casos por cada 100.000 veinteañeros, casi cuatro veces más que la del conjunto de la ciudadanía. Varias comunidades autónomas, como Cataluña y la Comunidad de Madrid, han decidido empezar a vacunar ya a los menores de 30 años, lo que ha abierto las especulaciones sobre si los riesgos de la inyección, ínfimos, son pese a todo mayores que sus beneficios, dado que los efectos de la covid también son menores en este grupo de edad. Los expertos de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos han echado cuentas y su veredicto es claro: los beneficios superan “claramente” los riesgos también en el caso de los adolescentes y los veinteañeros. Incluso en los hombres de 12 a 29 años, que son el grupo más afectado por la inusual inflamación del corazón, solo se producirían unos 43 casos de miocarditis por cada millón de vacunados, mientras que se evitarían 560 hospitalizaciones y seis muertes por covid.
Los CDC han analizado los riesgos y los beneficios de las vacunas de Pfizer y Moderna en cada franja de edad, en mujeres y en hombres, asumiendo que la eficacia de las dos dosis alcanza el 95% y calculando los casos de covid evitados a lo largo de cuatro meses, con una incidencia de unos 100 casos por cada 100.000 habitantes. El mayor impacto de la vacunación se observa en los varones mayores de 30 años: por cada millón de vacunados, se evitan 4.600 hospitalizaciones y 700 muertes por covid, con apenas tres o cuatro casos de miocarditis.
El análisis de los CDC, liderado por la pediatra estadounidense Sara Oliver, no incluye otras dos buenas razones médicas para vacunarse: evitar las secuelas de la covid persistente, como la pérdida del olfato y la sensación de falta de aire, y los casos del síndrome inflamatorio multisistémico pediátrico, un trastorno grave asociado a la covid en un mínimo porcentaje de los niños. En un informe publicado este martes, el Comité Asesor sobre Prácticas de Vacunación de los CDC mantiene su recomendación de vacunar a todas las personas mayores de 12 años “lo antes posible”. Los autores también recuerdan otros beneficios de la vacunación masiva de los jóvenes, como la posibilidad de retomar con tranquilidad las actividades sociales y el control de las variantes emergentes del coronavirus.
La Agencia Europea de Medicamentos (EMA) está evaluando desde abril el presunto vínculo de los casos de miocarditis con las vacunas de Pfizer y Moderna. Sus conclusiones se esperan en los próximos días. El 11 de junio, la EMA afirmó que todavía no había suficientes datos como para establecer una relación causal entre las vacunas y la inflamación del corazón. La agencia europea recordó que la miocarditis también puede aparecer al margen de las vacunas, tras una infección por un virus o por una enfermedad inmune. La incidencia de miocarditis en España en un año normal alcanza los 110 casos por cada millón de habitantes, según la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios. La propia covid también puede producir la inflamación del corazón, como mostró un estudio con 1.600 deportistas estadounidenses, en el que 37 (el 2,3%) tenían miocarditis tras pasar la covid.
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