Día Internacional de la Mujer: ante los agravios muy reales contra las mujeres y sus denuncias, el gobierno prefirió autofestejarse y, al mismo tiempo, amedrentar a quienes protestaron.
Por la mañana la conferencia de prensa presidencial concluyó con Andrés Manuel López Obrador diciéndole a una reportera: “Quedas pendiente, corazón”. Cuando se retiraba fue interceptado por Olga Sánchez Cordero, secretaria de Gobernación (que ha denunciado maltrato en el Gabinete de Seguridad), quien dijo: “Vamos a tomarnos una foto con el presidente”. A continuación fue rodeado por funcionarias de su gobierno y por reporteras para tomarse la fotografía del recuerdo. Se escuchó la voz de un hombre: “Es un honor…”. Terminó la pose y el presidente se retiró entre el coro: “Es un honor/ estar con Obrador”. Así, con una porra para un hombre, iniciaba para el gobierno el Día Internacional de la Mujer.
Por la mañana se dio a conocer una carta de más de 2 mil 500 mujeres en la que declaraban su hartazgo de que el presidente las descalifique y desdeñe, además de que le exigían una estrategia de seguridad para ellas y que rompiera el pacto. Le reclamaron dar protección a Palacio Nacional antes que a las mujeres víctimas de violencia y llevar a la cárcel antes a una mujer que aborta que a un candidato violador.
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Mientras tanto, en la Secretaría de Gobernación se realizaba el acto “Mujeres en el centro de la transformación de México”, en el que participaron funcionarias y beneficiarias de programas sociales, que, en general, trataron los avances de los derechos femeninos en lo que la propaganda oficial llama “cuarta transformación”. Más que conmemorar a las mujeres (como había anunciado Sánchez Cordero), fue una celebración de las acciones del actual gobierno.
Las movilizaciones de las mujeres en demanda de sus derechos y de freno a la violencia de género iniciaron desde el Monumento a la Revolución alrededor del mediodía de este lunes, casi al mismo tiempo en que el presidente Andrés Manuel López Obrador ponía en su cuenta de Twitter el pésame a la familia de Cepillín, que ilustró con la fotografía de un abrazo que le dio hace años al fallecido actor.
Algunas estaciones del Metro fueron pintarrajeadas y dañadas por contingentes de mujeres, como San Cosme e Hidalgo. En esta estación hubo un choque entre manifestantes y policías, donde se reportó la detención de la reportera gráfica Leslie Pérez, de El Heraldo. Además, se reportó que alrededor de las 13:30 un contingente de mujeres fue encapsulado por la policía.
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Asimismo, en algunos lugares de la Ciudad de México los nombres de las calles fueron modificados para ponerles el de mujeres que han luchado por sus derechos.
Imágenes muestran en el Zócalo tres enormes letreros: “”YA CHOLE DE IMPUNIDAD”, “#NingúnAgresorAlPoder” y “¡NOS VEMOS EN LAS URNAS!”.
Ya en el Zócalo, varias mujeres intentaron escalar las vallas protectoras de la sede del poder presidencial, pero eran rociadas con algún tipo de gas (lacrimógeno y pimienta, se dijo) por el espacio entre vallas y cuando lograban asomar la cabeza sobre la barrera. Ante ello otro grupo utilizó una de las vallas que rodeaban el Zócalo para utilizarla como ariete contra el muro metálico de Palacio Nacional.
Fueron utilizados gases contra las manifestantes que se agolpaban en el muro metálico, una de cuyas partes fue derribada y fue rápidamente sustituida por personal policiaco que buscó contener a las manifestantes. Al ocurrir ello algunas participantes de la protesta prendieron fuego a los escudos que eran sostenidos por las policías, lo que provocó que algunas resultaran lesionadas.
También un video muestra a un miembro de la Brigada Marabunta mientras recoge en la plancha del Zócalo restos de una bomba de gas “que se usaba durante el peñato y con Calderón. Ellos prometieron que no iban a utilizarlas y las están utilizando”, dijo mientras señalaba hacia el Palacio Nacional.
También en un video de Reforma se puede ver herida en el rostro a una integrante de la Brigada Marabunta, quien declaró que las autoridades estaban utilizando artefactos como armas blancas, no haciendo uso de sus protocolos de actuación y agrediendo a quienes estamos en la labor de defensoría de derechos humanos y en la mediación”.
Asimismo, también circularon imágenes del interior de Palacio Nacional de un traslado de miembros de la Policía Militar con escudos, cascos y toletes.
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En la azotea del Palacio Nacional fue detectada la presencia de personal que portaba instrumentos muy parecidos a armas. Sin embargo, después se afirmó que se trata de herramientas contra drones, que impedirían que violaran el espacio aéreo reservado a ese edificio, según explicó Alfonso Suárez del Real, secretario de Gobierno de la Ciudad de México, quien llamó a esa medida “valla preventiva aérea”.
Poco después, en un tuit, el vocero de la Presidencia de la República, Jesús Ramírez Cuevas, dijo que “nunca hubo personal armado” y que los hombres que estaban en las alturas del edificio era personal que portaba un inhibidor de drones tipo Hikvision para evitar vuelos sobre Palacio Nacional.
Antes de que Ramírez Cuevas informara de lo anterior, varios tuiteros ya habían señalado que las aparentes armas de los que fueron llamados “francotiradores” son instrumentos antidrones. Los voceros gubernamentales tardaron mucho, mucho tiempo en aclarar el asunto, dejaron correr la versión de los hombres armados y sólo brindaron la explicación cuando las movilizaciones tocaban a su fin.
Posteriormente Suárez del Real también negó que se hayan disparado proyectiles contra las manifestantes, y expresó que “lo que hemos hecho es contener la embestida de violencia. Y por cierto también son hombres los que están golpeando a nuestras compañeras Ateneas”.
No sólo monumentos históricos y Palacio Nacional fueron vallados: el conductor de televisión Andrés Roemer, quien acumula más de 60 testimonios de acoso sexual, tapió su domicilio. En la plancha de madera con la que cubrió la fachada de su casa feministas pintaron diversas leyendas: “Cónsul abusador”, “guarida del abuso”, “#8M”, “Salinas Pliego encubridor”, “Te va a llegar la justicia”, “Meade encubridor”, además de que pusieron carteles de denuncia con la imagen del locutor.
Por la noche un grupo de mujeres derribó la mitad del muro de madera levantado afuera de la casa de Roemer, y realizaron varias pintas en la fachada en las que lo acusan de violador. Pronto llegó la policía de la Ciudad de México para custodiar, con decenas de elementos, el domicilio del locutor (cuyo programa televisivo De cabeza no fue transmitido este domingo).
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La Secretaría de Seguridad Ciudadana de la Ciudad de México calculó unas 20 mil manifestantes entre el Monumento a la Revolución y el Zócalo. Dijo que sólo se usaron extintores para evitar incendios y para contener a las manifestantes (negó el uso de gases, que atribuyó a “grupos” de manifestantes), y que “también se tiene registro de la participación de un hombre que junto con las manifestantes encabeza las agresiones”.
También reportó el enfrentamiento entre policías, manifestantes y periodistas en el Metro Hidalgo, donde fue “asegurada” una mujer “identificada como fotógrafa de un medio de comunicación”.
La noche de este lunes la SSC-CDMX reportaba 62 policías y 19 civiles lesionadas, de las que nueve uniformadas y una civil fueron llevadas a un hospital, en donde se encuentran estables.
Cerca de las siete de la noche, cuando las movilizaciones habían amainado, en su cuenta de Twitter el Gobierno de México publicó:
“Trabajamos para garantizar los derechos de todas las mujeres:
“-Tenemos un gabinete paritario.
“-Más de la mitad de los beneficiarios de distintos programas sociales son mujeres.
“-Ampliamos la capacidad de respuesta, atención y prevención de la violencia de género”.
Así culminó el Gobierno de México su autocelebración en medio del miedo que quiso imponer a las protestas feministas.